El próximo miércoles 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco, siendo el lema de este año: ‘Cultivemos alimentos, no tabaco”.
Y es que el cultivo de tabaco tiene consecuencias negativas para nuestra salud, la de los agricultores y el medio ambiente.
La industria tabacalera obstaculiza los esfuerzos por reemplazar el cultivo de tabaco, lo que contribuye a la crisis mundial de alimentos, señala la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Por esta razón, la campaña de este año tiene como objetivo instar a los gobiernos a poner fin a las subvenciones al cultivo de tabaco.
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Y utilizar los recursos ahorrados para ayudar a los agricultores a hacer la transición hacia cultivos más sostenibles que promuevan la seguridad alimentaria y la nutrición.
Cultivo del tabaco en el mundo
La OMS señala que el tabaco se cultiva en más de 124 países, ocupando tierras que podrían dedicarse a cultivos para alimentar a millones de personas, lo que reduciría la inseguridad alimentaria.
No es un cultivo muy rentable para los agricultores ni para los gobiernos, a pesar de que la industria tabacalera exagera su importancia económica.
La sustitución del tabaco por el cultivo de alimentos nutritivos tiene el potencial de alimentar a millones de familias y mejorar los medios de subsistencia de las comunidades agrícolas de todo el mundo.
Los gobiernos deberían apoyar a los cultivadores de tabaco para que cambien a cultivos alternativos. Poniendo fin a las subvenciones al cultivo de tabaco y reasignando recursos para apoyar alternativas al cultivo de tabaco, recomienda el organismo.
Impacto ambiental de la industria tabacalera
Desde 2022, la OMS hizo un llamamiento para adoptar medidas que permitan exigir a la industria un mayor grado de responsabilidad por la destrucción que está causando.
Cada año, la industria tabacalera tiene graves consecuencias en todo el mundo.
Se estima que provoca la pérdida de más de 8 millones de vidas humanas, la tala de 600 millones de árboles, la ocupación de 200 mil hectáreas de tierra y el consumo de 22 mil millones de toneladas de agua.
Además, genera la emisión de 84 millones de toneladas de CO2 (dióxido de carbono).
La mayoría del tabaco se cultiva en países de ingresos bajos y medianos. En ellos a menudo hay una necesidad desesperada de agua y tierras de cultivo para producir alimentos para la población.
En cambio, se utilizan estos recursos para cultivar plantas de tabaco letales, lo que agrava aún más la deforestación.
El informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) titulado “Tobacco: Poisoning our planet” destaca que la huella de carbono de la industria tabacalera. La cual abarca la producción, el procesamiento y el transporte del tabaco. Es además equivalente a una quinta parte de las emisiones de CO2 generadas por la industria de las aerolíneas comerciales cada año.
Esto contribuye significativamente al calentamiento global.
Producción de tabaco en México
De acuerdo con el reporte Los impactos macroeconómicos de los impuestos al tabaco elaborado por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo del Conacyt, el consumo de tabaco representa una enorme carga sanitaria y económica en México.
Con un alto costo de salud pública e impuestos al tabaco que no logran cubrir esos costos.
Cifras a 2021 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ubican a México en el lugar 39 de 50 de las principales economías productoras de tabaco.
A nivel regional, México es el séptimo mayor productor de América, detrás de Brasil, Estados Unidos, Argentina, Cuba, Guatemala y Canadá.
