De a tostón me cayó el veinte… Frases relacionadas con las monedas en México

Frases con monedas en México
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El español mexicano es conocido por su gran cantidad de refranes y frases populares que se han vuelto parte del acervo cultural del país y algunas de ellas se relacionan con el dinero o las monedas, y su origen es interesante.

Por ejemplo, cuando se lanza una moneda al aire para tomar una decisión, en México se pregunta “¿águila o sol?” porque las monedas de plata que se acuñaban en el siglo XIX tenían, por un lado, el águila del escudo nacional y, por el otro, un gorro frigio con resplandores solares.

La expresión “No soy monedita de oro” hace referencia a una canción del mismo nombre de Cuco Sánchez y significa que no todo el mundo te puede querer.

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Frases relacionadas con las monedas en México

A continuación te compartimos algunas frases que seguro has escuchado o incluso dicho y no sabías su origen:

¡Me cayó el veinte!

Este dicho se refiere a las monedas de 20 centavos, acuñadas entre los años de 1943 a 1974, mismas que se utilizaban en los teléfonos públicos.

Cuando las personas realizaban una llamada debían depositar una moneda de 20 centavos para comenzar a hablar.

Por lo que al iniciar la conversación solían decir: “ya me cayó el veinte”.  Y cuando terminaba la llamada por falta de monedas decían: “se me acabo el veinte”.

¿Águila o sol?

Al echar un volado, siempre se pregunta: ¿águila o sol? Aunque en las monedas no haya ningún sol.

Se trata de una de las expresiones más utilizadas, pero muy pocas personas saben de dónde proviene su origen.

En el Siglo XIX, en México se elaboraron monedas de plata, las cuales llevaban, por un lado, el águila del Escudo Nacional y del otro, un gorro frigio, con resplandores solares, figura que simulaba a un sol.

¡No traigo ni un quinto!

No es una frase exclusiva de México, pues se usa también en varios países de Sudamérica y comúnmente es para hacer referencia a cuando no llevas nada de dinero en el bolsillo o monedero.

Su historia proviene de 1915, cuando existían monedas de 5 centavos, a las cuales se les conocía como “quinto”.

Entonces, cuando alguien dice que no trae ni un quinto, es porque de verdad no lleva nada de dinero.

¡No soy monedita de oro!

Se trata de una expresión popular que tiene su origen en una canción.

El intérprete y compositor mexicano, Cuco Sánchez creó una frase que decía lo siguiente:

“No soy monedita de oro, pa’ caerle bien a todos; así nací y así soy, si no me quieren, ni modo”.

Y fue por esta canción, que la frase hace referencia a que ninguna persona le puede caer bien a todas, a diferencia de una moneda de oro, a la que todos quieren.

¡De a tostón!

Seguro has escuchado a una persona adulta referirse a los billetes de 50 pesos como un tostón.

Su nombre no tiene que ver exactamente con la denominación sino con la imagen que solía tener en uno de sus lados: una cabeza.

Tostón proviene del italiano testa, que significa cabeza, y testóne es la palabra que se utilizaba para referirse a una moneda que ostentaba una cabeza o busto de algún personaje.

De acuerdo con la versión española, el tostón era una moneda de medio duro o real de a cuatro, y tenía un valor de 50 centavos.

En el anverso tenía el escudo de armas de Castilla y León, con la leyenda: “Carlos y Juana, reyes de los españoles e indios”.

Al reverso contaba con un grabado de las columnas de Hércules y el lema: Plus Ultra, que se traduce como “Más Allá”.

En la actualidad sigue siendo el lema de España y curiosamente de los estados de Tabasco, Coahuila y Veracruz en nuestro país.

Con el paso del tiempo, a esa moneda de medio duro se les denominó tostón, siendo utilizado como un apodo de cariño, incluso de desprecio por el bajo valor de la moneda.

Actualmente solo se conserva el apodo de tostón a los billetes de 50 pesos, los cuales tienen una gran circulación y recientemente fueron rediseñados con la imagen de un ajolote.

¡Ya enseñó el cobre!

El origen de esta frase tiene toques de misterio, ya que se empezó a utilizar por la falsificación de las monedas.

Antes las monedas no estaban hechas con los diferentes metales que se utilizan en la actualidad, eran de oro y de plata, metales considerados de mucho valor.

Por lo que los falsificadores creaban piezas finas de cobre y las cubrían con pintura dorada o plateada para que semejaran a las verdaderas.

Para evitar ser defraudados, la gente raspaba la moneda y si era falsa mostraba el cobre del que estaba hecha.

Actualmente esta expresión se aplica cuando una persona u objeto aparenta algo que no es.

Con información de Condusef.

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