Consolidación de los Estados nacionales en Europa. Secundaria

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En la materia de Historia de primero de secundaria, se tratará el tema: “Consolidación de los Estados nacionales en Europa”, el cual comprende el proceso de consolidación de los Estados nacionales en Europa y su relación con los procesos de unificación (Italia y Alemania) y de disolución (Imperios austrohúngaro y otomano).

Revisarás la Unificación y Consolidación de los Estados nacionales en Europa, particularmente de Italia y Alemania, y la disolución de los Imperios austrohúngaro y otomano. 

¿Qué hacemos? 

Para iniciar la sesión del día de hoy, realizarás la lectura de dos fragmentos de la obra Vida y escritos de Giuseppe Mazzini, fundador del movimiento “Joven Italia” que promovía el nacionalismo liberal y romántico mediante la vía revolucionaria para la unidad italiana. Sus textos aluden a distintos elementos de: la unidad-nación. 

…Aunque el mundo no indique en qué consiste la misión, el hecho de que existe entre el pueblo el instinto de que una misión nacional debe llevarse a cabo y de que debe desarrollarse una idea colectiva, sería suficiente para probar la necesidad de una patria única con una forma de organización que la encarne y la represente. Esta forma de organización es la Unidad. 

El federalismo implica una multiplicidad de objetivos a realizar y, tarde o temprano, se resuelve en un sistema de aristocracias o de castas. 

La Unidad es la única seguridad de la igualdad y el desarrollo adecuado de la vida del pueblo. 

Por eso Italia será una. Sus condiciones geográficas, su lengua y su literatura; las necesidades de defensa y de poder político; el deseo de las poblaciones, los instintitos democráticos innatos al pueblo, el presentimiento de un progreso al que todas las fuerzas y facultades del país deben contribuir, la conciencia de que algo ha comenzado en Europa y de las grandes cosas que tiene todavía Italia que cumplir en el mundo, todo señala ese objetivo. No hay en el camino obstáculo que no pueda superarse fácilmente ni objeción que no pueda contestarse y refutarse histórica y filosóficamente. 

…La nación no ha existido hasta ahora, por tanto, debe existir en el futuro. Un pueblo destinado a realizar grandes cosas en aras de la humanidad debe constituirse de un día a otro como nación. Y lentamente, de época en época, nuestro pueblo viene dirigiéndose a ese objetivo. Pero la historia de nuestro pueblo y de nuestra nacionalidad, que es una y la misma cosa está todavía por escribirse. 

Después de haber leído, responde las siguientes preguntas: 

  • ¿Identificaste los elementos o palabras que sugieren la unidad nacional?

  • ¿Reconociste en el texto las ideas de soberanía, progreso y representación ante el resto del mundo?

  • ¿Por qué crees que era tan valioso en esta época hacer notorias las similitudes y diferencias entre los pueblos? 

Los procesos de unificación y disolución que estudiarás hoy, hacen referencia a las respuestas de dichos cuestionamientos, se espera que los descubras y, sobre todo, que compartas estas reflexiones con tu familia. 

Recordarás que posterior a la caída del Imperio napoleónico en Europa se posicionan nuevamente los regímenes monárquicos, algunos de ellos constitucionalistas. No obstante, para este momento y ya sembrada la idea de la soberanía y la unidad nacional en la mayor parte de la población europea, ésta aún anhelaba esos derechos sociales en educación, salud o de tipo laboral que no terminaban de atender las necesidades prioritarias de los colectivos, ni aun con el gran desarrollo industrial en su segunda fase y el significativo auge científico en distintas disciplinas ya existentes y las de nueva creación. 

Por otra parte, el modelo económico capitalista no terminaba de contribuir a la calidad de vida de la mayoría de la población; por el contrario, seguía manteniendo una extrema desigualdad social, mientras que las ideas románticas nacionalistas invadían las mentes humanas. Así, durante la primera mitad del siglo XIX se mantuvieron diversos movimientos revolucionarios que seguirán buscando libertad, igualdad y fraternidad. Los más representativos serán entre 1830 y 1848. 

Pero entonces: 

  • ¿Cómo es que se llevaron a cabo procesos de consolidación nacional en Italia y Alemania?

  • ¿De qué manera dos Imperios tan importantes como el austrohúngaro y el otomano pierden representatividad y poderío durante la segunda mitad del siglo XIX, cuando muchos otros territorios alcanzan gran desarrollo y consolidan su soberanía nacional?

  • ¿Cuáles fueron los cambios geográficos y políticos que ocurrieron en la organización de Europa a partir de los movimientos nacionalistas? 

Durante esta sesión se dará respuesta a estas preguntas. 

Pero primero, es importante que observes el siguiente video para contextualizar y evocar qué ideas y valores son los que empoderan el concepto de Estado nación. 

  1. Nuevo orden político e identidades nacionales.

 

Revisa del tiempo 00:14 al 01:30. 

Como pudiste ver en el video, el concepto de nación alude al conjunto de personas que tienen en común un territorio, idioma, historia, costumbres y tradiciones, de ahí entonces que el nacionalismo se enfoca en el movimiento de los individuos que toman conciencia para construir una comunidad nacional en función de los vínculos históricos, étnicos, lingüísticos, culturales y económicos que les unen. 

Esta concepción forja en las personas el anhelo por conformar unidad, soberanía, legitimidad, el derecho a una personalidad jurídica propia y a una autonomía política representativa ante las demás naciones. Idea distinta a lo multinacional, cuyos territorios comprendían la intervención de distintos grupos poblacionales diferenciados entre sí por sus etnias, culturas, religiones y lenguas propias. 

Para ese momento, en Europa, la mayoría de estos grupos son sometidos a poderosas monarquías, cuya fuerza derivaba de la conformación de la Santa Alianza en 1815 y el Congreso de Viena. 

El Nacionalismo deriva en dos modelos. 

Uno de tipo unitario: reúne en un único estado pueblos separados, pero con características comunes, como lengua o costumbres. 

Otro de tipo disgregador: fragmenta o separa imperios o estados para conformar una nueva nación. 

De acuerdo con esta clasificación entonces, se puede decir que la unificación de Italia y Alemania es de tipo unitario, mientras que la disolución del Imperio austrohúngaro y del Imperio otomano es de tipo disgregador. 

En 1815 el Congreso de Viena reconoce nuevamente la posición de los regímenes monárquicos y parlamentos, en su caso, la existencia de 39 estados que anteriormente conformaban el Sacro Imperio Romano Germánico y reestablece los territorios europeos delimitando las áreas de poder y la estabilidad política entre los territorios reconocidos. 

Así surge la Confederación Germánica que mantiene una alianza entre Austria, Prusia y Rusia, que dedicarían sus esfuerzos a eliminar cualquier intento revolucionario que afectara las monarquías o las ideas religiosas clericales. La vigilancia, la represión policiaca o militar y la imposición de ideologías antidemocráticas era parte de su conformación de ser. 

Bien, iniciando con la unificación de Italia a inicios del siglo después del Congreso de Viena en 1815, Italia queda conformada en 7 reinos organizados de la siguiente forma: 

  • Al norte el Reino de Piamonte–Cerdeña, gobernado por la dinastía Saboya.

  • Reino Lombardo–Veneto Ducados de Parma, Módena y Toscana, controlados por Austria.

  • Al centro, los Estados Pontificios y las Marcas.

  • Al sur, el Reino de Nápoles y Sicilia, gobernado por los Borbones. 

Las ideas nacionalistas, tomando fuerza entre 1820 y 1830, generan algunos movimientos revolucionarios sin mayor relevancia, la exigencia de los liberales italianos a los príncipes conlleva a proclamar regímenes constitucionales y parlamentarios. La táctica que difundió y empleó Camilo Benso, conde de Cavour y primer ministro del Reino de Piamonte para conseguirlo fue: 

  • No pelear entre italianos.

  • Eliminar el absolutismo e instaurar el liberalismo.

  • Expulsar a los extranjeros con ayuda de alianzas externas, creando un frente antiaustríaco. 

Dichos principios promueven el movimiento unificador de Italia, mejor conocido como “Il Risorgimiento”. 

En Cerdeña Piamonte, una de las zonas más industrializadas, se instaura en 1849 el primer régimen parlamentario, lo que impulsa la unificación. El rey Víctor Manuel II de Saboya, rey de Piamonte y su ministro el conde de Cavour se alían a Francia en una guerra contra Austria en 1859 y, aunque Francia finalmente pacta la paz con Austria, se anexan a Piamonte Lombardía. 

Posteriormente, se anexan los ducados de Parma, Módena y Toscana mediante participación social con un instrumento que hoy día es muy conocido y aplicado para conocer el sentir y toma de decisión en las naciones: el plebiscito. No hubo necesidad de un movimiento violento sino sólo de conciencia y decisión social; el movimiento nacionalista había hecho efecto en estas poblaciones. 

El siguiente paso será la Revolución en Sicilia y Nápoles, controlados por la Monarquía Borbónica. 

Con el apoyo del rey Víctor Manuel II, Giuseppe Garibaldi, fiel seguidor de Mazzini, organiza a Los Camisas Rojas, grupo voluntario, para desembarcar y combatir en las Sicilias y, posteriormente, en Nápoles. 

Hay que decir que la población de esos reinos se juntó a estos movimientos, por lo que estos combates resultaron victoriosos y consiguieron su objetivo: adjuntarse al grupo del norte y los ducados. Se forma el primer parlamento nacional en Turín. El rey Víctor Manuel II consigue coronarse rey de Italia. 

Aún faltaba integrar a Venecia, perteneciente a Austria, el nuevo rey de Italia se alía a Prusia en combate contra Austria y, al ganar, se consigue el territorio veneciano. 

Por último, Roma, controlada militarmente por Francia que apoyaba la independencia del Papado, retira sus tropas para combatir contra Prusia en 1870. Roma, al quedar indefensa, es intervenida por Giuseppe Garibaldi que, con esta acción, conseguirá el total de la Unificación del Territorio para el Reino Italiano con Roma como capital de Italia y el Vaticano como el único territorio independiente, ya que ahí se resguarda el posicionamiento religioso católico. 

Ahora se continuará con la Unificación Alemana. 

Para mediados del siglo XIX, lo que ahora se conoce como Alemania se conformaba en 39 estados separados, pertenecientes a la Confederación Germánica. 

Estos estados denotaban una clara y notoria rivalidad entre ellos, en parte por la característica tan diferenciada de origen entre sus poblaciones. Austria y Prusia eran dos reinos que resaltaban en la Confederación. 

Para este momento, el rey de Austria presidirá la Asamblea y, aunque busca mantener su dominio, las ideas nacionalistas ya se albergan en los territorios europeos.

Por su lado, Prusia imponía su posición, en parte por el auge industrial y en parte por el alcance militar y económico, pues contaba con un gobierno autocrático militar con el rey Guillermo I y el canciller Otto von Bismarck a la cabeza. Ambos maniobraban un conservadurismo político; dejando un poco de lado la constitución prusiana, van a fortalecer al ejército, cuya presencia será vital en un futuro muy próximo. 

Con Prusia liderando la Confederación, en 1834 se creará la Unión Aduanera de los Estados Germánicos o Zollverein, lo que suprimirá las fronteras económicas y unificará el comercio y la moneda en el territorio germánico, la integración económica empieza a tomar forma y relevancia, ¿pero y en los aspectos políticos? 

Como en Italia, en el Confederado Germánico aparecen también algunos movimientos revolucionarios liberales, siempre desvanecidos ante el fuerte posicionamiento político monárquico. 

La unificación iniciará cuando Prusia se alía con Austria en contra de Dinamarca con el fin de ganar control en las costas europeas. Al ganar esta guerra, Prusia anexa el ducado de Schleswig y Austria el de Holstein

Alemania se va a convertir en enemigo de Austria y en 1866 la atacarán y lograrán expulsarla de los estados germánicos y retirarle Holstein. Para 1867, termina la creación de la Confederación Alemana del Norte con la integración de 23 estados. 

Entre 1870 y 1871, Prusia derrota a Francia y se anexa los territorios de Alsacia y Lorena, así como, por el ánimo nacionalista, algunos otros estados germánicos. 

Así, para el 18 de enero de 1871 el canciller Otto von Bismarck declara al rey prusiano Guillermo I, káiser o emperador. El segundo Reich Alemán. 

Se hace notar que en ambas unificaciones una marcada diferencia fue que Italia albergaba en su población un anhelado y amplio deseo de unidad soberana fomentado por las ideas nacionalistas, pues los movimientos revolucionarios que se gestaban eran apoyados e impulsados desde la población. 

Mientras que, en Prusia, al mantener el dominio sobre la confederación germana, el proceso se vuelve más impositivo a decir de movimientos violentos con el objetivo de extender su control económico y político y posicionar su religión y lengua en los territorios y las poblaciones anexadas. Así, Alemania se irá perfilando como potencia mundial militar, geográfica, económica y políticamente. 

Mientras se daba la unificación de Italia y Alemania, y la expansión imperialista, había dos imperios que van a formar parte del nacionalismo, pero con un proceso disgregador, ya que para esta época se generará su disolución. Empezando por la: disolución del Imperio austrohúngaro. Para mediados del siglo XIX, el Imperio austriaco abarcaba Austria, Hungría, Bohemia (hoy República Checa y Eslovaquia) y el Reino Lombardo–Veneto en Italia antes de su unificación. Incluso, para fines de siglo, ocupa Bosnia-Herzegovina con miras a expandirse. 

Estaba constituida por un conjunto de territorios diversos entre sí, poblados por alemanes, italianos, húngaros, rumanos y eslavos. Grupos que, además, coexisten con la consecuente práctica de religiones diferentes al catolicismo: el islam y el judaísmo y, por supuesto, el uso de lenguas y costumbres diversas. 

Las características mencionadas podrían ser consideradas elementos de lo que distingue a un Estado Multinacional. 

Hungría busca revelarse guiada por los movimientos mundiales revolucionarios, consigue así una monarquía dual con la representación de un parlamento con ciertas libertades y autonomía, pero compartiendo un mismo ejército, finanzas públicas, policía, diplomacia y al mismo monarca Francisco José, que mantendrá además dos capitales: Viena para Austria y Budapest para Hungría. 

Por un lado, checos y eslovacos no estaban de acuerdo con estos beneficios sólo para los húngaros y, por otro, la clase media austriaca no coincidía con las ideas de los aristócratas terratenientes húngaros que querían mantener políticas conservadoras. Los conflictos internos invadían la estabilidad política de las monarquías. 

Junto con las ofensivas militares que el Imperio austrohúngaro recibió desde Italia, Prusia y Francia, y más aún, posterior a la pérdida en la Primer Gran Guerra, dicho imperio fue perdiendo posicionamiento y respaldo como potencia. 

A partir de 1919, Austria reconoce la independencia de Hungría, Checoslovaquia, Polonia y Yugoslavia y parte del territorio de Hungría fue cedido también a estas últimas tres naciones. 

Durante el siglo XIX, el heterogéneo Imperio otomano se caracterizó por su permanente y avanzada decadencia, reconocido también como el “Enfermo de Europa”. 

Ubicada en la zona suroeste de Asia, cercano al continente europeo, albergaba nacionales de: Bulgaria, Serbia, Grecia, Armenia, Arabia y Turquía, por supuesto, con sus respectivas prácticas culturales y religiosas: cristianas y musulmanas; pero que, además, reclamaban participación política e independencia. 

El desgaste del imperio inicia por mantener políticas económico-administrativas anticuadas y corruptas, un débil ejército y una organización social muy conservadora regida por el islam. El gobierno conservaba una administración pública centralizada y utilizaba la represión violenta para mantener unidas a las múltiples naciones que lo integraban. 

Ante esta postura, Rusia, con ánimo de encontrar una ruta marítima al Mar Mediterráneo, invade al imperio. Sin embargo, éste fue defendido por Francia, Inglaterra y el rey de Piamonte. Aun así, pierden Valaquia y Moldavia ante los rusos y se independizan Grecia y Serbia. 

A partir de 1870 se intentan aplicar reformas de tipo social y administrativas que, lejos de fortalecer el imperio, lo debilitaban ante las potencias europeas. El imperio va a empezar a fragmentarse entre 1870 y 1914 debido a la intromisión de las ideas nacionalistas y las revueltas que se presentaban en Asia Menor y África del Norte, regiones que alcanzarán la autonomía o se conformarán en colonias de las grandes potencias. 

En 1875, se reconoce el gran déficit del imperio y se declara en bancarrota, significando que el Estado pierde el control financiero y queda a merced de las potencias europeas. El gobierno turco pudo proclamar la Ley Fundamental del Estado, documento que reconoce la igualdad de religiones y nacionalidades. El dominio europeo de las potencias se enfrentará con un movimiento conocido como Los Jóvenes Turcos, que perseguía el desarrollo económico e industrial del territorio turco. 

En 1914 se logra conformar una Alianza germano–turca que será demeritada al final de la Gran Guerra con el Tratado de Sévres, que finalmente diluye al Imperio otomano en varios estados. Uno de ellos va a ser la proclamada República de Turquía que emprenderá la modernización del país, dejando atrás el glorioso pasado tradicional árabe. 

Ambos Imperios, el otomano y el austrohúngaro, fueron partícipes de una de las alianzas que perdería en la Primera Gran Guerra, cuyo proceso histórico marcará también la disolución de estos Imperios. 

Ahora, ya cuentas con los elementos para reconocer la forma en que se llevaron a cabo los procesos de unificación de Italia y Alemania y de disolución de los Imperios austrohúngaro y otomano en Europa; y podrás dar respuesta a los cuestionamientos realizados al inicio de la sesión: 

  • ¿Cómo es que se llevaron a cabo los procesos de consolidación nacional en Italia y Alemania?

  • ¿De qué manera dos Imperios tan importantes, como el austrohúngaro y el otomano, pierden representatividad y poderío durante la segunda mitad del siglo XIX cuando muchos otros territorios alcanzan gran supremacía y soberanía nacional?

  • ¿Cuáles fueron los cambios geográficos y políticos que surgieron en la organización de Europa a partir de los movimientos nacionalistas? 

Se recomienda que anotes tus respuestas y conclusiones en tu cuaderno de trabajo. 

Has terminado el tema del día de hoy. Recuerda que este contenido lo puedes encontrar en tu libro de texto de Historia primer grado, en el apartado “Formación de los Estados nacionales, industrialización y competencia mundial”. Además, cuentas con múltiples materiales educativos e información al respecto en el espacio virtual y en la biblioteca escolar.

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