Este 24 de marzo, se cumplen 41 años del incendio que destruyó la Cineteca Nacional que se encontraba en Churubusco y Tlalpan.
Aquel día de 1982, las llamas consumieron la mayor parte del archivo fílmico nacional y extranjero que resguardaba la institución.
Se trató, sin duda, de una de las grandes pérdidas para la cultura de nuestro país.
Por más de 15 horas, el incendio en la Cineteca Nacional provocó daños incuantificables en los tesoros fílmicos que se resguardaban en este inmueble.
Cabe señalar que la ‘tragedia’ cultural no fue la única, pues el incendio dejó un saldo de 5 muertos, 3 desaparecidos y al menos 50 lesionados.
Las crónicas de aquella fecha señalan que se proyectaba la cinta ‘La tierra de la gran promesa’, de Andrzej Wajda, cuando el fuego se hizo presente en la sala Fernando de Fuentes.
En las horas y días siguientes al incendio, se especuló que las víctimas mortales ascendían a más de 20, pero dicha información jamás se comprobó.
Tampoco hubo cifras exactas sobre el acervo cinematográfico que se perdió en este incendio. Sin embargo, ex empleados del lugar apuntaron que más 6 mil negativos (muchos primeras copias de exhibición del cine mundial en nuestro país) se perdieron entre las llamas.
Así como más de 2 mil guiones, 9 mil libros, una serie de dibujos originales de Diego Rivera, negativos de fotografías de Manuel Álvarez Bravo, el archivo fílmico del presidente Plutarco Elías Calles y mucho más.
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En el año 2019, la UNAM señaló que el documental Los rollos perdidos, de Gibrán Bazán, buscó esclarecer lo sucedido ese funesto día de 1982.
La cinta narra la historia del incendio y del material filmado por Servando González –famoso por su trabajo detrás de la cámara en Viento negro– el 2 de octubre de 1968 durante la represión de estudiantes, que las leyendas urbanas colocan en las bodegas de la antigua Cineteca.
En el largometraje de Bazán, diversos especialistas abordan la importancia de los materiales perdidos en la trágica jornada. Y la manera en que la educación cinematográfica del país se vio truncada debido al suceso.
Asimismo, en pantalla el crítico y profesor del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), Jorge Ayala Blanco, apunta que el percance pudo haber sido provocado por unas latas almacenadas fuera de lugar en un closet detrás de la pantalla de la sala Fernando de Fuentes.
Sus dichos no han podido ser comprobados y existen otras tres versiones sobre el posible inicio del incendio.
La entonces titular de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) y unas las figuras más criticadas de la historia fílmica del país, Margarita López Portillo, declaró entonces: “yo sabía que esto iba a suceder… el archivo histórico del cine mexicano se ha perdido”.
La también hermana del presidente José López Portillo, se deslindó de la catástrofe. Declarando que el lugar “era un centro de trabajo edificado sobre una bomba” desde su creación en 1974.
Los daños fueron incalculables.
