El Sábado Santo es considerado el tercer día del Triduo Pascual durante la Semana Santa y anteriormente era mejor conocido como Sábado de Gloria.
Esto debido a que la celebración de la Vigilia de la Resurrección se llevaba a cabo en la mañana de ese día, simbolizando “la apertura de la gloria“.
La razón por la que se realizaba temprano se debía a una norma eclesiástica que obligaba a un ayuno prolongado antes de recibir la comunión, el cual comenzaba a las doce de la noche del día anterior y no permitía beber ni siquiera agua durante ese lapso.
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Sin embargo, desde 1963 esa norma ya no se aplica debido a la Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II, que indica que se puede comulgar después de ayunar por al menos una hora.
Este cambio permitió que la Vigilia Pascual se celebre a la hora adecuada, es decir, hacia la medianoche, y que el Sábado Santo se viva como un día de luto en lugar de un día de fiesta.
¿Por qué se acostumbraba mojarse el Sábado de Gloria?
Antiguamente, en el Sábado de Gloria, era común bañarse después de la Misa de Gloria con el agua bendecida durante la ceremonia bautismal.
Sin embargo, hoy en día existe una conciencia de la importancia de cuidar el agua y evitar su desperdicio. Por lo tanto, esta costumbre ya no se practica.
Es importante destacar que el Sábado de Gloria no es un día de alegría, sino que es un día de luto porque Jesús está en la tumba.
Por lo tanto, es necesario entender la importancia de vivir y respetar estas tradiciones religiosas y culturales para mantener su significado y relevancia en la actualidad, señala el sitio católico Desde la Fe.
¿Cómo se debe vivir el Sábado Santo o Sábado de Gloria?
Al tratarse de una jornada de reflexión, oración y silencio, este día por la noche se realiza la Vigilia Pascual, una emotiva celebración en que se festeja el camino de Jesús de la muerte a la vida.
La Vigilia Pascual consta de cuatro partes:
- El Lucernario
- La Liturgia de la Palabra
- Liturgia Bautismal
- La Liturgia Eucarística
Semana Santa
La Semana Santa tiene una duración de seis días ininterrumpidos.
A lo largo de este periodo, los días Jueves Santo, Viernes Santo y el Sábado de Gloria se consideran claves para rememorar lo ocurrido en la Pasión de Cristo.
Este último es un día de luto para los creyentes, por ser el posterior al fallecimiento de Jesús en la cruz.
La muerte es un tema difícil de procesar, tanto en lo psicológico como en lo emocional.
Durante el Sábado de Gloria no sólo rememora el dolor, también la valentía y la esperanza que brindó la Virgen María a los apóstoles de Jesús al recordarles que su hijo había afirmado: “Al tercer día resucitaré”.
Por eso, señala Salvador Guerrero Chiprés, Presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, aunque el dolor ante la muerte proviene de todo el amor que queremos dar y que ya no podemos dirigir, a través del trabajo tanatológico es posible reconocer que es ese mismo amor puede ayudarnos a sanar y recordar que, mientras ese ser querido y sus enseñanzas permanezcan en nuestros pensamientos, seguirá con nosotros.
