En el Día de la Candelaria, los chilangos prefieren su tamal en ‘Guajolota’

Es una tradición comer tamales el 2 de febrero
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Este 2 de febrero celebramos en México el Día de la Candelaria, día en el que se acostumbra comer tamales, que pagan aquellos que sacaron al Niño Dios en la Rosca de Reyes.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), indica que con esta celebración se pone fin a los festejos de diciembre, que se inician con la navidad y continúan con el Día de Reyes y la partida de la rosca.

Pero el 2 de febrero, no sólo se trata de comer tamales, sino de presentar al Niño Jesús en la iglesia, esto como parte de la tradición judía de presentar a los bebés 40 días después del nacimiento.

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Tamales: Un manjar prehispánico

Preparados con masa de maíz y cocidos al vapor, los tamales son uno de los platillos más representativos de nuestro país y del que se tienen aproximadamente 500 variaciones a lo largo de todo el territorio nacional.

Su nombre proviene del náhuatl tamalli (“bollo de maíz envuelto en hojas y cocido al vapor”) y desde mucho antes del periodo Colonial ya se consumía en todo el territorio mesoamericano.

En la Ciudad de México el tamal va en torta

En la Ciudad de México, los tamaleros son los vendedores más buscados en las mañanas, pues en sus ollas humeantes llevan ese manjar que para muchos es el desayuno perfecto.

Y también es muy común que muchos de esos comensales, prefieren que su tamal vaya en medio de un bolillo y se convierta en una deliciosa ‘guajolota’.

¿Cuál es el origen de la ‘guajolota’?

Hay al menos un par de versiones sobre el origen de esta singular forma de comer tamales.

Una de ellas señala que cuando unos ingenieros que visitaban Tulancingo, en Hidalgo, para instalar electricidad en épocas decembrinas, se acercaron hambrientos a un puesto donde la dueña ya casi no tenía comida, así que les ofreció algo diferente con lo poco que tenía: tortas rellenas de enchiladas.

En tono de broma, aquellos ingenieros dijeron que eso era “su pavo o su guajolote”. Años después, una joven que trabajaba en el puesto puso el primer expendio en Tulancingo de estas tortas llamándolas guajolotes.

José  N. Iturriaga, historiador y escritor de libros entre los que destacan La cultura del antojito. De tacos, tamales y tortas y Confieso que he comido: de fondas, zaguanes, mercados y banquetas, da otra versión sobre el origen del tamal en bolillo.

Iturriaga dice que el origen de las guajolotas proviene de Puebla. En esta ciudad se preparaban pambazos con una enchilada dentro.

Y a partir de eso, en Puebla se fue adquiriendo este hábito. Ahora los poblanos suelen comer este suculento antojito durante las primeras horas del día porque se considera muy pesado, pues consta de maíz, harina y salsa. 

Puedes degustar las guajolotas en puestecitos improvisados que llevan una olla humeante en algunas esquinas durante las mañanas.

Respecto al nombre, sigue siendo complicado encontrar el por qué llamaron por primera vez “guajolota” a la torta de tamal, ya que estamos hablando de un antojito de más o menos 200 años y su su significado pudo perderse con el tiempo y las costumbres. José supone que en los ranchos, a los guajolotes los engordan con maíz y precisamente lo que le están metiendo a esos dos panes es el maíz proveniente de enchiladas que originalmente lleva.

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