El Día del Maestro y la Maestra es una festividad celebrada en México el 15 de mayo de cada año para honrar a todos los docentes y educadores del país.
Esta celebración fue decretada por el presidente Venustiano Carranza en 1917, y se eligió el 15 de mayo por la coincidencia con la fiesta de San Juan Bautista de La Salle.
Y por el aniversario de la toma de Querétaro, evento que marcó la caída del Segundo Imperio Mexicano comandado por Maximiliano de Habsburgo y la consolidación de la República en México.
El gremio educativo en México es conocido por su presencia en todas partes, desde el rincón más alejado y agreste del país hasta el barrio más céntrico de cada ciudad.
La presencia de los maestros ha sido históricamente relevante para generar vínculos y valores en la vida familiar y social. Así como para la construcción comunitaria.
Según el Sistema Educativo Nacional (SEN), en el ciclo escolar 2018-2019, había 2 millones 100 mil 277 maestros en el país. De esta cifra:
- 58.3 por ciento pertenecía a la educación básica
- El 20 por ciento a la educación media superior
- 19.7 por ciento a la educación superior
- El 2 por ciento participaba en el programa de capacitación para el trabajo
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Desde el surgimiento de México como país, ha sido evidente la necesidad e importancia de la presencia y trabajo de los maestros.
Durante el fin de la Guerra de Independencia se contrataron los servicios de una compañía que impulsaba la “enseñanza mutua” creada en Gran Bretaña por Joseph Lancaste y Andrew Bell.
La Constitución de 1824 puso en manos de los gobiernos estatales la responsabilidad de establecer las instituciones educativas necesarias.
Las reformas liberales de 1833 pusieron fin al carácter privado de la religión y al carácter absolutista de la iglesia. Esto llevó a la creación de la escuela normal y de estudios superiores, así como a la creciente necesidad de profesionales de la educación.
Durante la invasión norteamericana en 1846, Vidal Alcocer impulsó la creación de la sociedad de beneficencia para la educación, donde los profesores trabajaban con los hijos de los más pobres.
Otro proyecto educativo del siglo XIX que contó con la intensa participación de maestros normalistas fue encabezado por el liberal potosino Ponciano Arriaga. Arriaga implementó la iniciativa de crear una institución para los segmentos sociales más vulnerables en situación de precariedad.
Con ello logró establecer la “Procuraduría de los Pobres” en su estado natal.
La institución estaba facultada para exigir a las autoridades la inmediata reparación de cualquier agravio en el orden judicial, político o militar. Y si era omisa, hacerlo público y obligarla a cumplir con su deber.
Respecto a la educación, reclamaba que el Estado se hiciera cargo de solventar los costos del vestido, calzado, alimentación y útiles. Y que los profesores debían ser depositarios de una conducta apegada a la sana moral
