Eduardo Loría, coordinador del Centro de Modelística y Pronósticos Económicos (CEMPE) de la Facultad de Economía (FE) de la UNAM, señaló que la economía mexicana tendrá una tasa anual de crecimiento de 1.23 por ciento en promedio en lo que resta de 2019, debido a que crece por debajo de su nivel potencial y al aumento del crimen de alto impacto.
En el marco de la LXIV Reunión trimestral de ese centro, se expuso que la violencia, medida por las tasas de homicidios y secuestros, ha deprimido la inversión extranjera directa (IED) y el producto interno bruto (PIB) de nuestro país.
Al referirse al costo de la criminalidad en México, señaló que nuestro país es el segundo menos pacífico de América Latina. Desde 2017 ha perdido 48 lugares en el índice global de paz. En 2016, el costo de la inseguridad fue de alrededor de 1.1 por ciento del PIB, según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2017”.
Afirmó que factores como la estabilidad política y social, o la criminalidad, influyen en el entorno de negocios, y los delitos de alto impacto envían señales que desincentivan a los inversionistas y a los mercados internacionales.
“Ante el aumento de la criminalidad, la inversión extranjera directa con nuevas inversiones (IEDNI) ha caído tendencialmente entre 1997 (71 por ciento) y 2017 (38 por ciento), mientras que la inversión extranjera directa con reinversiones (IEDR) ha aumentado (de 16.7 por ciento en 1997 a 32.5 por ciento en 2017), “probablemente porque sale más caro cerrar y salir del país que absorber el costo de la criminalidad”, consideró.
En su oportunidad, Metzli Yetzirah Sandoval Zavala, de la FE, presentó su investigación “Criminalidad e inversión en manufacturas en México”, donde destacó que ese sector es uno de los más impactados negativamente en niveles de inversión por la delincuencia.
“Los subsectores más afectados son: la fabricación de equipo de transporte y de prendas de vestir, y la industria alimentaria. Los menos perjudicados son los correspondientes a minerales no metálicos, a la industria del papel y a la impresión e industrias conexas”, dijo.
Manuel Ordorica Mellado, de El Colegio de México y expresidente de la Sociedad Mexicana de Demografía, expuso que el crecimiento de las muertes violencias es alarmante, pues en los últimos 20 años la esperanza de vida al nacer “aumentó sólo unas décimas”.
En un siglo (1917-2017) la esperanza de vida pasó de 40 a 75 años; según las nuevas proyecciones, en 2019 es de 75.1 años, cuando en 2000 era de 74.73 años. “Nos hemos estancado, deberíamos estar en 79 u 80 años, y esto es causa de la violencia”, concluyó.