Javier Carreón Guillén, académico de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, advirtió que es falso que la violencia y el acoso escolar forjen el carácter.
El acoso escolar tiene diversas manifestaciones: agresiones físicas, sexuales, verbales y psicológicas, pero la que más ha ganado terreno es el ciberacoso o ciberbullying, que se da a través de las redes sociales para convertirse en un problema complejo.
“Es una vieja creencia pensar que para formarse como individuo se debe aprender a dar y recibir golpes, pues en realidad la violencia genera deshumanización y se corre el riesgo de convertirse en seres agresivos”, dijo.
La mejor manera de formar carácter, indicó, es a través de mecanismos que permitan al individuo solucionar conflictos sin que medie la agresión.
“Para establecer una conducta positiva en los hijos se requieren tres elementos: presencia, los padres deben ofrecer lo más posible tiempo de calidad para que los niños aprendan a comportarse; eso lleva al segundo elemento, que es la conducta ejemplar, y el tercero es el amor”, afirmó.
A decir de Javier Carreón, el ciberacoso se presenta con mayor frecuencia entre las personas nacidas a partir de la década de los 80, y su avance se debe al anonimato; el victimario tiene la pauta para agredir abiertamente, pues es difícil detenerlo.
Esta situación comienza por afectar la reputación y entorno social del agredido y, por ende, su autoestima, a tal punto que se destruye a sí mismo al sentirse en un ambiente hostil. “En la violencia no hay nada formativo”.
Además, las nuevas generaciones se han vuelto consumidoras y reproductoras de ciertos contenidos digitales, cuando podrían ser creativas y productoras de nuevos materiales que impliquen mejorar la calidad de vida de las comunidades.