Una exposicion que conmemora a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) en su 80 aniversario llegó al andador que conecta a las líneas 1 y 2 del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, en la estación Pino Suárez.
Esta exposición temporal permanecerá hasta fines de enero próximo.
La singularidad de esta muestra se destaca porque se trata de una instalación ideada y desarrollada en su museografía por los estudiantes que actualmente integran la casa de estudios homenajeada.
El hilo conductor de toda la instalación se resume en dos preguntas: “¿Qué es la ENAH y qué es lo que la sociedad sabe de ella?”
Con esa guía, estudiantes emprendieron una acuciosa investigación histórica y se entrevistaron con maestros, personal administrativo y técnico, así como con egresados de la institución a fin de integrar una serie de módulos temáticos que mostraran al público el quehacer y el campo de actividad de cada una de las siete licenciaturas que imparte la escuela: Antropología Física, Antropología Social, Arqueología, Etnohistoria, Etnología, Historia y Lingüística.
Los más de 200 objetos reunidos por todas las áreas —entre fotografías, textiles, documentos, revistas, libros y reproducciones de vestigios arqueológicos, perfiles estratigráficos y restos humanos— se colocaron en 14 vitrinas con las que cuenta el andador del Metro.
Los más de dos millones de usuarios que al mes recorren la estación Pino Suárez, que además alberga la zona arqueológica más pequeña y más visitada del país: el adoratorio de Ehécatl, también encontrarán un módulo introductorio que narrará gráficamente el devenir de la ENAH.
A través de imágenes y fotografías entremezcladas, se exhiben los más tempranos antecedentes de la casa de estudios: cuando en 1825 se instituyó el Museo Nacional; la fundación, al despuntar el siglo XX, de la Escuela Internacional de Arqueología y Etnología Americanas; su establecimiento oficial en 1938, en el seno de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN.
Asimismo, se aborda el tránsito de la ENAH por sus sedes del Centro Histórico y Chapultepec —los actuales museos nacionales de las Culturas del Mundo y de Antropología—; y finalmente su emplazamiento contiguo a la urbe prehispánica de Cuicuilco, al sur de la Ciudad de México.
Una vitrina se dedica a las actividades deportivas y culturales, así como a ofrecer un vistazo al interior cotidiano del campus universitario, con miras a que todos aquellos visitantes puedan acercarse a él o incluso formar parte de su cuerpo estudiantil.
