Ante el corte de agua potable que tendrá la Ciudad de México y el Estado de México a partir del 31 de octubre, expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) emitieron una serie de recomendaciones para almacenar, beber y purificar agua; así como diversas medidas de higiene para evitar contaminar el líquido.
La especialista en Salud Pública de la Facultad de Medicina, Ana Rosa Moreno Sánchez, afirmó que si el agua no es limpia, de aspecto claro, sin olor y sin sabor, “estamos pensando que es un agua contaminada y causa diversas y serias enfermedades”.
Expuso que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 50 por ciento de todas las enfermedades y principales causas de muerte en la primera infancia, tienen como causa los gérmenes que se transmiten por beber agua contaminada y por manos sucias.
“La manos sucias son un factor importantísimo para contaminar todo lo que digerimos. La mayoría de las enfermedades infecciosas transmitidas por agua contaminada son diarrea, gastroenteritis, fiebre tifoidea, cólera y hepatitis A”, advirtió la experta.
De acuerdo con la especialista, se calcula que 88 por ciento de los casos de diarrea es responsabilidad de agua contaminada y la etapa más vulnerable siempre será la de los menores de un año de edad.
Expuso que también el agua se contamina por agua acumulada en recipientes y que no se tapan, pues genera enfermedades como paludismo, dengue, zika y chikungunya.
“Por almacenar el agua de manera incorrecta podemos tener otras enfermedades que no necesariamente tienen que ver con la ingesta”, alertó en conferencia de prensa.
En este contexto, la investigadora de la UNAM sugirió lavarse las manos con agua y jabón después de defecar o tener contacto con materia fecal de bebés o niños pequeños; y también antes de alimentar a los menores o tocar la comida.
También enseñar a los niños que se laven ambas manos, después de defecar y antes de tomar sus alimentos; y además es importante hacerlo cuando la persona llega a casa, a fin de eliminar los millones de micro organismos que adquirió en la calle.
Los alimentos crudos deben lavarse o hervirse y los utensilios para hacer de comer deben estar limpios antes de preparar la comida; los biberones y chupones deben limpiarse con agua hirviendo cada vez que se utilizan.
El agua debe hervir por lo menos tres minutos, pero si es posible lo mejor es que sean 20 minutos y para desinfectar con cloro se requieren dos gotas por litro para luego esperar media hora antes de beberla.
Otras sugerencias son mantener tapado el recipiente de agua potable en un lugar limpio y elevado, separar el agua para consumo humano de la que se destinará para otros fines; así como beberla siempre en tazas o vasos limpios.
Además, utilizar un cucharón para sacar el agua del recipiente donde se encuentra, lavar los recipientes con agua y jabón cada vez que se vacíen, evitar tocar el líquido al momento de servirla.
Mantener lo más limpio posible los cubos y jarras que se utilicen para recoger y conservar el agua al guardarlos en un lugar específico que no sea el suelo y cubrirlos con un plástico son otras de las recomendaciones.
Moreno Sánchez aconsejó impedir que cualquier persona meta las manos en el recipiente o beba directamente del mismo; evitar el uso de plaguicidas o agentes químicos cerca de una fuente de agua y permanecer alejados de aguas residuales, sobre todo las procedentes de las letrinas.
Si el agua no está limpia se puede purificar al hervirla, filtrarla o al añadirle cloro: esta última medida en zonas rurales que no cuentan con otra posibilidad para limpiar el agua, agregó.