Para conservar por muchas generaciones el Centro Histórico de la Ciudad de México y Xochimilco como Patrimonio de la Humanidad, se debe concientizar a la ciudadanía de su importancia y encontrar un equilibrio entre las actividades que allí se desarrollan, coincidieron expertos.
Historiadores y funcionarios presentaron en el Museo Interactivo de Economía (MIDE) el libro “Retratos de lo público: parques, plazas, calles y jardines del Centro Histórico de la Ciudad de México”, en el marco del 30 aniversario de que la UNESCO emitió la declaratoria de patrimonio mundial de la humanidad al centro de la capital del país y Xochimilco, lo cual se celebra el 11 de diciembre.
La directora del MIDE, Silvia Singer Sochet, la historiadora Guadalupe Lozada León, la autoridad del Centro Histórico, Jesús González Schmal, entre otros expertos coincidieron en que el centro de la capital mexicana es el más grande de América y único en el mundo, comparable sólo con las históricas ciudades de Roma o Atenas, en cuyos suelos conviven más de siete siglos de historia.
Asimismo recordaron que México es el sexto país con más sitios patrimonio de la humanidad, después de Italia, China, España, Alemania y Francia, y casi empatado con la India.
Sin embargo, la declaratoria obliga a los gobernantes y ciudadanos a conservar dicho patrimonio, tarea que enfrenta retos como la falta de civilidad, descuido de los sitios por parte del gobierno, así como la contaminación ambiental, el ruido, excesiva concentración de personas, o el comercio informal que dañan los monumentos y sitios catalogados.
En entrevista, González Schmal consideró que el reto es conservar el Centro Histórico vivo, no como si fuera un museo cerrado con objetos escondidos sino que los monumentos y edificios deben ser funcionales, habitables, espacios públicos de convivencia.
Debe haber un equilibrio entre los usos de suelo, conservación, actividades económicas y los derechos de las personas, “nuestra función como Autoridad del Centro Histórico es informar y convencer, que no se pase ni una línea, y mantener un equilibriorio”.
Como ejemplo puso a la población callejera y al comercio informal que se apropian de espacios públicos, y se tiene que mediar con ellos pues “no podemos reprimir”.
Mientras que la población en general, dijo, puede contribuir con cosas tan simples como no tirar el chicle en el suelo, y no ensuciar la calle; asimismo en las escuelas se debe inculcar el amor por el Centro Histórico y la importancia de su conservación. A su vez la historiadora Lozada León, coautora del libro, recordó en entrevista que Xochimilco y el Centro Histórico fueron catalogados como Patrimonio de la Humanidad en la misma declaratoria, por 10 categorías que toma encuesta la UNESCO.
Entre ellas destacan los hechos históricos que allí sucedieron, el hecho de que fueran fundadas en un lago, el trazo oiriginal que conservan, y los periodos históricos subyacentes en el suelo capitalino. Agregó que si bien el Centro Histórico, pese a los problemas que tiene, difícilmente perderá la categoría de Patrimonio de la Humanidad, la situación de Xochimilco es más delicada pues ha estado a punto de ser catalogado como “patrimonio en riesgo” y se ha logrado rescatar por parte de las autoridades la zona chinampera.
