El enigmático Penacho de Cuauhtémoc en París

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En el Museo Quai de Branly de París se encuentra una de las piezas más enigmáticas del México prehispánico: el Penacho de Cuauhtémoc.

El investigador y periodista mexicano Miguel Gleason fue el responsable de dicho hallazgo.

Miguel Gleason es autor de los libros “México en Europa”  y “México insólito en Europa”, en los que documenta la presencia del patrimonio cultural mexicano en el viejo continente.

Como parte de la investigación que realizó para sus libros, Gleason encontró una desconocida pieza prehispánica de arte plumario en París, la cual fue descrita como el Penacho de Cuauhtémoc.

La pieza que permanecía resguardada en el Quai de Branly fue descrita por el coleccionista y anticuario francés Eugene Boban (1834-1908) como un “objeto que le perteneció al último emperador de México Cuauhtemoctzin, ofrecido a Maximiliano por el emperador de Austria para el Museo Nacional de México”.

Durante una entrevista con la agencia Notimex, Gleason dijo que gracias a los conocimientos que ha adquirido tiene sus dudas sobre que sea un penacho y adelantó que tiene una cita con las autoridades del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) para exponerles este caso y buscar que se lleve a cabo un estudio científico del mismo.

Al respecto, dijo que cuando lo vio por primera en el Quai Branly quedó sorprendido porque era muy distinto a como se lo había imaginado, pues lo esperaba del tamaño de un sombrero y no es así, es mucho más pequeño, de apenas 28 centímetros totalmente extendido.

Su estructura central, un círculo, es de ocho centímetros y medio con una doble cruz de madera en el centro que le da fuerza para resistir todo el peso. Excepto ésta, toda la pieza es de arte plumario, plumas de aves que no se tienen identificadas y que están entretejidas para formar flores incluso con sus pistilos, destacó.

Se trata de alrededor de 200 flores de diferentes colores y de un objeto también pequeño, al parecer un ave, quizás un colibrí, que caen de toda el área de la estructura central y que tienen movimiento independiente hacia arriba y hacia abajo para alcanzar la extensión mencionada.

Cada una de estas flores está hecha de tejido de ave, que en uno de sus extremos fue retirado el pelambre de la pluma para formar una argolla, que por el material natural del que está hecho es muy resistente y se pudo colgar de la estructura central del llamado Penacho de Cuauhtémoc y así ha resistido el paso del tiempo.

Para Gleason más que un penacho pudiera ser una parte de una estructura perteneciente a un tocado, objeto de ornamento que sólo podían usar personajes de alta jerarquía en el México prehispánico, como se pueden ver en algunos códices procedentes también de esa era.

En este caso sería una figura semicónica colocada en la parte más elevada del tocado que usaban los dignatarios.

Gleason supo por primera vez de la existencia de esta pieza en 2003, cuando trabajaba en su libro “México en Europa,” entonces conoció una fotografía muy mala de la pieza y se le dijo que ya no existía, que se había desintegrado.

Para su segundo libro decidió buscar el rastro del llamado Penacho de Cuauhtémoc y lo encontró en el catálogo de piezas existentes del Museo de Quai Branly.

Actualmente el llamado Penacho de Cuauhtémoc se encuentra en bodega, en reserva, pero con todas las condiciones de cuidado para asegurar su perfecta conservación.

Pieza única

Independientemente de que sea o no un penacho, esta pieza es extraordinaria porque se suma a las pocas piezas de arte plumario prehispánico que se conservan. 

 

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