Los héroes poblanos de la Revolución Mexicana

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Políticos e Historiadores coinciden en que la Revolución Mexicana puso las bases para el desarrollo de nuestro país en el siglo pasado. Gracias a ella, nuestra nación tuvo una constitución que garantizó la libertad democrática y la justicia social. Los campesinos pudieron tener tierras, los obreros mejores condiciones de trabajo y todos los niños y jóvenes el acceso a una educación laica y gratuita.


El cambio revolucionario fue llevado a cabo por miles de mujeres y hombres que arriesgaron su vida para acabar con la dictadura de Porfirio Díaz. Los cuatro hermanos Serdán: Aquiles, Máximo, Carmen y Natalia fueron los primeros en seguir el llamado de Francisco I. Madero para derrocar al dictador el 18 de noviembre de 1910, en la ciudad de Puebla.


Carmen fue la mayor, nació el mismo año en que se casaron sus papás doña Carmen y don Manuel. Natalia fue la segunda y Aquiles el tercero. El último hermano, el más pequeño, fue Máximo.


Los hermanos Serdán vivían en la ciudad de Puebla y eran pequeños cuando murió su papá. La señora Serdán tuvo muchas dificultades para educar ella sola a sus hijos, y Carmen tuvo que dejar sus clases de violín y Natalia las de piano, pero los cuatro iban a la escuela.


En vísperas de la Revolución Mexicana, la familia Serdán, participó activamente en labores de propaganda política, en apoyo del candidato antirreleccionista don Francisco I. Madero. Después del fraude electoral de 1910, decidieron unirse a la revolución, que fue convocada por medio del Plan de San Luis.


La policía de la ciudad de Puebla, se enteró que existía un arsenal clandestino en el domicilio ubicado en la antigua calle de Santa Clara No. 4, casa de la familia Serdán. De inmediato se rodeó el domicilio, y se conminó a los ocupantes a rendirse y a entregarse a las autoridades. Sin embargo, los hermanos Aquiles, Máximo y Carmen Serdán, acompañados de una docena de seguidores, decidieron oponerse a las autoridades y resistieron con las armas en la mano.


Varias horas duró el tiroteo. Las autoridades enviaron a 400 soldados del Ejército Federal y a 100 policías, para aprehenderlos, pero la resistencia de los hermanos Serdán fue más de la esperada. Finalmente, la casa fue ocupada por las autoridades. Carmen, su mamá y la esposa de su hermano Aquiles, fueron remitidas a la cárcel; Máximo, junto con otros compañeros, murieron en la refriega, y Aquiles, un día después, fue encontrado y asesinado.


Carmen Serdán continuó la lucha por la causa revolucionaria en los años siguientes. En 1913, tras el golpe de estado de Victoriano Huerta, formó parte de la Junta Revolucionaria de Puebla. En 1914 se entrevistó con Venustiano Carranza, primer jefe del Ejército Constitucionalista, y apoyó su partido trabajando como enfermera en los hospitales militares. Por su valor simbólico (fue el punto en el que tuvieron lugar los primeros combates de la Revolución Mexicana), la casa de los Serdán se convirtió en el Museo de la Revolución de Puebla.

Con información del Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana (INEHRM)

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