Casi nadie lo sabe pero la fuente más antigua de la Ciudad de México yace olvidada y al borde del colapso a la salida del Metro Chapultepec.
De acuerdo con el cronista Héctor de Mauleón es muy probable que fuera inaugurada en 1755 por el Virrey Agustín de Ahumada y Villalón, marqués de Las Amarillas, con el fin de captar el agua y luego surtirla a los habitantes de San Miguel Chapultepec.
Visitamos esta fuente para darnos cuenta que tiene múltiples fracturas, una de ellas en la cúspide y otra más en el piso la cual la está partiendo.
Por si fuera poco las esculturas de ángeles que se ubican en la portada presentan resquebrajamientos y se pueden ver en el piso los pedazos de cemento que la conforman.
De esta fuente partían 902 arcos coloniales que culminaban en la fuente del Salto del Agua, ésta última tuvo mejor suerte pues fue rescatada e instalada en las huertas del convento de Tepozotlán.