Panorama del periodo I. Aprende en Casa III Secundaria

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En la materia de Historia de tercero de secundaria, se tratará el tema: “Panorama del periodo I”, con el que se ordenarán secuencialmente hechos y procesos desde el inicio del movimiento de Independencia hasta el fin del Porfiriato. Localiza las campañas militares de los insurgentes.

El propósito que guiará la sesión es: “Ubicar temporal y espacialmente el inicio, desarrollo y consumación del movimiento de Independencia”. 

Recuerda realizar tus anotaciones y para ellos necesitas tu bolígrafo, cuaderno, y tu libro de texto por si deseas profundizar y ampliar tus conocimientos acerca del tema. 

¿Qué hacemos? 

A través de la siguiente lectura harás un breve recorrido sobre la conmemoración del Grito de Independencia en México. Dice así: 

En septiembre, los espacios públicos de nuestro país se engalanan con los colores patrios para conmemorar el acontecimiento inaugural de la lucha por la Independencia. La madrugada del 16 de septiembre de 1810, en el atrio de la iglesia del pueblo de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla convocó al pueblo a levantarse en armas: 

“Compatriotas: no existen ya para nosotros ni el rey ni los tributos […] Llegó el momento de nuestra emancipación; ha sonado la hora de nuestra libertad […] Pocas horas faltan para que me veáis marchar a la cabeza de los hombres que se precian de ser libres”. 

En la inauguración del Congreso de Chilpancingo, José María Morelos ordenó la lectura de los Sentimientos de la Nación, cuyo punto 23 expresa: 

“Que se solemnice el día 16 de septiembre todos los años, como el día aniversario en que se levantó la voz de la Independencia y nuestra santa libertad comenzó, pues en ese día fue en el que se abrieron los labios de la Nación para reclamar sus derechos y empuñó la espada para ser oída” 

Algunos momentos de la historia de México ilustran el significado y el arraigo de la rememoración del Grito de Independencia. Guillermo Prieto relató que la noche del 15 de septiembre de 1847, mientras la ciudad se encontraba bajo el yugo del invasor estadunidense, los soldados mexicanos encendieron luminarias en el Zócalo, entonando canciones festivas y gritando vivas a la Independencia. Prieto subió a un templete y dirigió estas palabras: 

“La patria es sentirnos dueños de nuestro cielo y nuestros campos, de nuestras montañas y nuestros lagos, […] decir Patria es decir amor y sentir el beso de nuestros hijos […] Y esa madre sufre y nos llama para que la libertemos de la infamia y de los trajes extranjeros y traidores” 

Al triunfo de la República sobre el Segundo Imperio, una Junta Patriótica convocó a la ciudadanía para celebrar el 15 de septiembre de 1867. El exhorto decía: 

“¡Ciudadanos! Nació la patria en 1810; se ha consolidado en 1867. Estos dos acontecimientos encierran toda una historia, [México] lleva por guía el espíritu democrático, las costumbres republicanas […]” 

Durante el Porfiriato, la noche del 15 de septiembre y el desfile militar del día 16 adquirieron rasgos de verbena popular. La Revolución Mexicana derribó a la dictadura de Porfirio Díaz. Tras la conclusión de la guerra civil, en 1917, el periódico El pueblo refirió así la noche del 15 de septiembre: 

A las once en punto, los silbatos de las locomotoras y de las fábricas, anunciaron el momento solemne del ‘Grito’. [Venustiano] Carranza, empuñando la enseña de la Patria, salió al balcón central, y tocando la histórica campana de la Independencia vitoreó a los caudillos de la Patria. 

[Desde entonces] el ritual cívico de conmemoración de la Independencia presenta una continuidad notable a lo largo del siglo XX y XXI, con el sello de cada época y administración gubernamental. 

En nuestros días, la ceremonia del grito continúa ¿cómo conmemoran esta fecha en tu comunidad o entidad federativa? ¿Realizan alguna actividad en tu comunidad escolar o familia? 

Como recordarás, la crisis política que España y sus reinos sufrieron después de la abdicación de Carlos IV y de su hijo Fernando VII, provocada por la invasión francesa a la península y por la presión de Napoleón Bonaparte, en 1808, generó diversas reacciones en el virreinato de la Nueva España. 

En la ciudad de México, las corporaciones políticas y económicas tuvieron fuertes debates, en los que se enfrentaron diversos proyectos y objetivos políticos. Unos reivindicaban proyectos autonomistas o independentistas, otros, querían mantener a Nueva España bajo el dominio de la corona española. 

El golpe de Estado que Gabriel de Yermo, miembro del Consulado de Comerciantes de la ciudad de México, y otros agremiados emprendieron contra el virrey José de Iturrigaray, el 15 de septiembre de 1808, por considerarlo partidario de las propuestas autonomistas anunciadas en el ayuntamiento de la ciudad de México, despertaron simpatías y antipatías entre los habitantes de la Nueva España. 

Mientras que algunos españoles se dedicaron a levantar denuncias e iniciar procesos contra sospechosos de infidencia ante la Junta de Seguridad, otros peninsulares y criollos asumieron posturas revolucionarias e independentistas participando en reuniones secretas o cuya finalidad era discutir y resolver la manera en la que los súbditos podrían contribuir a subsanar la crisis de la monarquía española ante los embates de los ejércitos napoleónicos. Entre ellas la conspiración de Valladolid de 1809, misma que fue descubierta. De esta destaca la participación de Nicolás y Mariano Michelena, y mujeres como María del Carmen Fernández Barrera, y María Josefa de la Riva. 

En 1810 en la ciudad de Querétaro, en la casa del corregidor Miguel Domínguez se llevaban a cabo reuniones disfrazadas de tertulias literarias, donde se discutía la configuración de una junta gubernativa en nombre de Fernando VII. En esas reuniones participaban de manera destacada Josefa Ortiz, los militares Ignacio Allende y Juan Aldama, y el cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla. 

El levantamiento armado estaba planeado para el 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel, pero la conspiración fue descubierta el 13 de septiembre y la presión que ejercían los tribunales obligó al corregidor Miguel Domínguez a aprehender y catear la casa de algunos de los involucrados, como el tendero Epigmenio González. Al tiempo que se verificaban los interrogatorios, Domínguez informó a Josefa Ortiz la que   pudo dar aviso de lo ocurrido a Ignacio Pérez, este se encargó de comunicarlo a Aldama, ubicado en San Miguel, en la madrugada del 15 de septiembre. 

Aldama e Ignacio Pérez cabalgaron a Dolores para dar noticia a Hidalgo y a Allende. Llegaron al curato de Dolores la madrugada del 16 de septiembre. Hidalgo llamó y reunió a los feligreses en el atrio de la iglesia, los animó a la lucha, ordenó liberar a los presos que había en la cárcel del poblado y salió de Dolores con un pequeño ejército de campesinos e indígenas para luchar. 

Hidalgo vislumbraba no sólo la independencia, sino también el establecimiento de una sociedad más justa. Por ello, el 19 de octubre, en Valladolid, decretó la abolición de la esclavitud. También pensaba en una sociedad más democrática. Por eso, en Guadalajara, el 15 de diciembre de 1810, llamó a establecer un Congreso en el que estuvieran los representantes de todas las ciudades, villas y lugares, para dictar “leyes suaves y benéficas” para todos. 

En un primer momento los insurgentes triunfaron en Guanajuato y llegaron hasta las cercanías de la ciudad de México. Sin embargo, las fuerzas leales a la corona derrotaron y diseminaron a los ejércitos populares en batallas como Aculco y Puente de Calderón, cerca de Guadalajara. 

Poco tiempo después capturaron a los primeros jefes, sometiéndolos a juicio y fusilándolos. En Chihuahua, Allende, Aldama y Jiménez fueron fusilados por la espalda y decapitados. Abasolo fue condenado a prisión perpetua. Miguel Hidalgo fue fusilado y decapitado el 30 de julio de 1811. 

La segunda etapa del movimiento insurgente fue dirigida por José María Morelos, cura de Carácuaro. En octubre de 1810 se entrevistó con Miguel Hidalgo, en el trayecto entre Charo e Indaparapeo, quien lo nombró su lugarteniente para levantar en armas el sur y tomar Acapulco. 

Tras la encomienda de Hidalgo, Morelos salió de Carácuaro en dirección al sur y a la costa. De manera gradual se le unieron hacendados, rancheros, peones, indios, mestizos y mulatos. Además, contó con el apoyo militar y político de Mariano Matamoros, Hermenegildo Galeana, Sixto Verduzco, Ignacio López Rayón y José María Liceaga. 

Destacó la participación de Manuela Molina, a quien se le otorgó el grado de capitana. Como ella, muchas otras mujeres formaron parte de la lucha armada, como Prisca Marquina, Josefa Martínez y Altagracia Mercado.  

A lo largo de su trayectoria insurgente, José María Morelos emprendió cinco campañas militares, entre 1810 y 1813, en las que tomó, con adecuada estrategia, de manera gradual, Chilpancingo, Tixtla, Chilapa, Taxco, Acapulco, en el actual estado nombrado de Guerrero; Cuautla, llamado de Morelos en su honor; Tehuacán, Puebla; Orizaba, Veracruz; Oaxaca, Oaxaca. Una de las principales hazañas militares de Morelos fue el romper el sitio impuesto    por los realistas en Cuautla, a los 72 días, el 2 de mayo de 1812. 

José María Morelos no solo fue un hombre de armas, bajo su liderazgo se realizó la organización de un gobierno insurgente que convocó a un Congreso representativo de la Nación, que se reunió en Chilpancingo, el 14 de septiembre de 1813, donde Morelos dio a conocer Los Sentimientos de la Nación, documento que recoge su ideal político, dentro del que se establece la independencia de América, la soberanía popular y la abolición de la esclavitud. 

El generalísimo Morelos fue fusilado el 22 de diciembre de 1815, en San Cristóbal, Ecatepec, México.  Con su muerte la insurgencia parecía extinguirse. 

Observa la siguiente recapitulación del inicio del movimiento insurgente a través del siguiente video. 

  1. Inicio de la Independencia

 

En 1816, después de las ejecuciones de Hidalgo y Morelos, el ejército insurgente se encontraba desmoralizado y disperso. A esta tercera etapa algunos historiadores la han llamado, de resistencia. A pesar de que se ofrecía el indulto varios jefes insurgentes lo rechazaron y continuaron en pie de lucha, entre ellos destacaron Vicente Guerrero, en el sur, y Guadalupe Victoria en Veracruz, quienes mantenían una obstinada guerra de guerrillas que causaba bajas y entorpecía al ejército realista. 

Por otra parte, en el noreste de México y en la región del Bajío resistía Pedro Moreno y Rita Pérez, quienes apoyaron al patriota Xavier Mina cuando viajó a la Nueva España y emprendió una campaña exitosa de abril a noviembre de 1817, pero al igual que muchos otros fueron derrotados, capturados y fusilados acusados de traición al rey. 

En 1820, Agustín de Iturbide fue designado comandante general del sur por el virrey Juan Ruiz de Apodaca, para acabar con la resistencia de Vicente Guerrero. 

Vicente Guerrero, el líder de la resistencia insurgente en las regiones del sur, se dio cuenta de que había condiciones para conseguir la independencia y buscó un acercamiento con las fuerzas realistas Agustín de Iturbide, jefe de las fuerzas realistas, coincidía con la percepción de que existían condiciones para independizarse de España, como estaba ocurriendo en América del Sur, por lo que decidió intercambiar ideas y unirse con el jefe insurgente Vicente Guerrero, a quien combatía, invitándolo a emancipar,  juntos,  las tierras llamadas novohispanas. 

El 24 de febrero de 1821, Iturbide reunió a sus tropas en Iguala, Guerrero, y les dio a conocer un manifiesto dirigido a toda la población de la Nueva España, y que se conoce con el nombre de Plan de Iguala, pacto que destacaba la exclusividad de la religión católica, la independencia absoluta de España, un gobierno monárquico constitucional reservado a Fernando VII o a  algún otro miembro de la casa reinante, la igualdad de derechos civiles de todos los habitantes de la Nueva España y la creación del Ejército de las Tres Garantías, bajo los postulados de: Independencia, Religión y Unión. 

El virrey Juan Ruiz de Apodaca desconoció el Plan de Iguala y ordenó combatir a Iturbide, cuyas tropas aumentaron visiblemente en los meses de abril a junio, y a dominar las principales plazas y ciudades de la Nueva España. Mientras tanto, en la Ciudad de México, los oficiales de los cuerpos de órdenes, dirigidos por el teniente coronel Francisco Bucheli y los capitanes Llorente y Carballo tomaron Palacio y despojaron del mando a Apodaca, el 5 de julio de 1821. 

La lucha por la independencia estaba casi ganada. El 30 de julio desembarcó en Veracruz el liberal Juan O’Donojú, quien fungía como jefe político superior y capitán general de Nueva España, en sustitución de Apodaca. El 4 de agosto, O’Donojú envió una carta a Iturbide, pidiéndole una entrevista, la cual se celebró en la villa de Córdoba, actual estado de Veracruz. 

El 24 de agosto se firmaron los Tratados de Córdoba por los que se reconocía al Imperio Mexicano como soberano e independiente de España; se instauraba un gobierno monárquico constitucional moderado; se nombraba una Junta Provisional Gubernativa, la cual designaría una regencia compuesta por tres notables, quienes se encargarían del Poder Ejecutivo; se llamaba a las Cortes para promulgar la Constitución política, encargando a O’Donojú ser el interlocutor para que la ciudad capital se entregara sin derramamiento de sangre. 

El 27 de septiembre de 1821 Agustín de Iturbide hizo su entrada triunfal a la ciudad de México, al frente de casi 17 mil soldados del Ejército de las Tres Garantías, o Ejército Trigarante. Al mando de una de las divisiones marchaba Vicente Guerrero. Al día siguiente se conformó una Junta Provisional Gubernativa, que promulgó el Acta Independencia del Imperio Mexicano, el 28 de septiembre de 1821, proclamándolo como una nación libre, independiente y soberana. 

Recapitula los factores que favorecieron la consumación de la Independencia a través del siguiente video. 

  1. Los jefes insurgentes

 

Cómo has constatado, el proceso por la guerra de Independencia inició en 1810 con el levantamiento del cura Hidalgo y concluyó en 1821 con el acuerdo entre realistas e insurgentes, que devino en la proclamación de la independencia de la Nueva España que pasó a llamarse Imperio Mexicano. 

El ideario político de los principales dirigentes fue: la creación de un Congreso Nacional para que se creara una nación independiente y que se gobernara por ella misma sin la intervención de ninguna otra. Además de la abolición de la esclavitud e igualdad entre sus habitantes. 

Las aspiraciones de Hidalgo, de Morelos, de los integrantes del Congreso de Anáhuac y de todos aquellos hombres y mujeres, que participaron en la lucha por la Independencia, se volvió una realidad, bajo la forma de una monarquía constitucional, que posteriormente cedería lugar para la conformación de un gobierno republicano, representativo, popular y federal, en 1824.

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