Árbol de Navidad de libros y otras ideas originales, alternativas a los artificiales

Árbol de Navidad
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El árbol de Navidad no tiene que ser a fuerza uno natural o artificial de los que se venden en muchos sitios. Hay opciones sustentables, originales.

En redes sociales se viralizan videos donde se hacen o montan árboles de Navidad de menor costo o muy ingeniosos.

Uno de ellos es este que se hace con libros que tengas en casa, la ventaja es que a lo mucho comprarás una estrella y una serie de luces.

 

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Uno que sí requiere ciertos materiales y que fue una propuesta de la ex participante de Exatlón, Carmela Correa, le costó tan solo $350 pesos.

 

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Árbol de Navidad en la pared

El árbol de Navidad en la pared es una gran opción para quienes no tienen espacio para poner uno de mayor tamaño.

También para quienes quieren algo más práctico y de menor costo.

La ventaja de un árbol de Navidad en la pared es que lo puedes hacer con diversos materiales, aquí unas opciones:

Historia del árbol de Navidad

Existen varias teorías sobre el origen del árbol de Navidad. Una de las más aceptadas es la que señala que esta tradición proviene de los celtas de Europa central, quienes empleaban árboles para representar a varios dioses.

Además, coincidiendo con la fecha de la Navidad cristiana celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol.

Tenía el nombre de Idrasil [Árbol del Universo], en su copa se hallaba el cielo y en las raíces profundas se encontraba el infierno.

Existe otra versión sobre el origen de la actual tradición, la cual señala que entre los años 680 y 754, San Bonifacio, uno de los principales evangelizadores de Alemania, entendió que era imposible arrancar de raíz la tradición celta, por lo que decidió adaptarla dándole un sentido cristiano.

Fue así como cortó con un hacha un roble que representaba a Odín, y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne simbolizaba el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas representaban el pecado original y las velas, la luz de Jesucristo.

A su vez, su forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad. Con el tiempo se comenzó a decorar con bolas y guirnaldas, y la historia dice que esta tradición comenzó en Alemania en 1605 para darle calidez al frío invierno.

En Finlandia llegó en 1800, a Inglaterra lo hizo en 1829, y en el Castillo de Windsor se vio por primera vez en 1841, de la mano del príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria. A los hogares españoles llegó en 1870.

Si bien, esta versión es la más difundida, existen otras como la de las comunidades celtas, ya mencionada, griegas, y hasta una que dice que fue Martín Lutero quien impuso el pino en lugar del roble, como árbol navideño.

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