Los días previos al Día de Muertos causan interés las leyendas e historias que cuentan hechos sobrenaturales.
Edgardo Arredondo, escritor yucateco, comparte una historia poco conocida, se trata de una novela corta de autoficción que se encuentra basada en hechos reales.
“El Cuarto 7” narra la historia de una niña que solía aparecerse en un hospital abandonado que se localiza en Mérida, Yucatán.
“Son una serie de hechos reales, sobre todo en los últimos tres años que la clínica ya prácticamente entró en el cierre, en el abandono y comenzaron a pasar muchas cosas allá. Así que, mucho de lo que van a leer en El Cuarto 7, realmente ocurrió, son recuentos de algunas vivencias personales”, asegura el escritor yucateco.
Edgardo se dio a la tarea de investigar a fondo, entrevistó a testigos de las apariciones y se encontró con una historia, que nos comparte con una extraordinaria narrativa, que involucra desde el principio hasta la última página.
La idea de este libro surgió de una manera fortuita.
“Estaba tomando un curso de ensayo periodístico con Joaquín Tamayo, nos puso de tarea, sobre un hecho relevante en nuestras vidas, entrevistar a los personajes involucrados, y ya después de las entrevistas, ir armando lo que iba a ser la nota periodística. Así que me di a la tarea de entrevistar al velador, a una secretaria y a un padre. Cuando Tamayo leyó mi texto, me dio la idea de convertirlo en novela”.
Con ese material que Edgardo comenzó a darle forma de novela, que al final se convirtió en un género literario llamado noveleta por ser sumamente breve y que además acompaña cada inicio de capítulo con dibujos hechos por el mismo doctor Arredondo.
La portada es obra del reconocido pintor Gabriel Ramírez.
Obras
Edgardo Arredondo, quien es médico ortopedista de profesión, decidió dedicarse a su pasión, la escritura, hace casi 10 años. En este tiempo ha publicado: “Detrás del Horizonte”, “De médico a sicario”, “Me llamo Juan”, “Bungo, “Nunca te irás del todo”, “Sin miedo al destino”, “Los Profanadores” y “Los diez consejos que nadie me pidió… Pero me vale madres, vengo a darlos”, todos publicados por Felou.
A continuación te compartimos un fragmento de “El Cuarto 7”.
La carretera se tornó de pronto angosta hasta convertirse en un camino de gravilla. La pequeña comunidad de X’Box —como la consola de videojuegos—, de solo doscientos habitantes, forma parte del municipio de Chacsinkín, uno de los más pobres de Yucatán.
Era una locura, pero valía la pena, así que manejé los casi noventa kilómetros con rumbo hacia el sur del estado. Después de casi una hora, cerca del mediodía, me bajé de la camioneta y comencé a recorrer a pie una pequeña vereda, hasta llegar al final a una humilde choza de paja. Un trío de perros de los llamados malixes me rodearon enseguida. Un grito del interior convirtió a los agresivos canes en tres dóciles animalitos que comenzaron a olfatearme los zapatos y darme en las piernas de coletazos. Entré a la vivienda, ahí en una hamaca, sentado, estaba el buen don Alberto, junto a él, una pequeña mesa con una “caguama” y dos vasos. Se levantó para saludarme de mano.
—Siéntese, doc, bienvenido a tu humilde casa. Tomé una silla de plástico y me senté.
—¿Cuánto tiempo sin verle, ya se retiró?
—Me retiraron, doctor.
—¿Lo pensionaron en la clínica? Después de una carcajada, destapó la botella, sirvió los dos vasos, brindamos y se acomodó en la hamaca.
—Renuncié, doctor, no sé si llegaron a tener otro velador, pero créame que había que estar loco para tomar ese trabajo.
—Cuénteme, ¿estuvo feo lo de la niña? —El ánima de la niña creo que fue lo de menos.
—¿Usted la vio?
—Fue una de tantas…
—A ver, ¿cómo está eso?
Lanzó un suspiro antes de comenzar
