Hasta hace no mucho años, México era líder en la producción de flor de cempasúchil, la tradicional flor de los festejos del Día de Muertos en nuestro país.
Sin embargo, a pesar de que esta flor es nativa de nuestro país, China se ha convertido en el principal productor a nivel mundial, seguido de la India.
Francisco Alberto Basurto Peña, del Instituto de Biología de la UNAM señala respecto del cempasúchil, que se trata de “una planta económicamente importante por su abundancia en carotenos, los cuales se usan en la industria de alimentos animales para dar color a los huevos y a la carne de pollo, pues si no se agregan estos pigmentos amarillos, la carne de estas aves sería pálida y la yema no luciría amarilla, lo que haría que fueran menos atractivos a los consumidores”.
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En la actualidad, los sembradíos de cempasúchil en México, abastecen las demandas para la fiesta de Todos los Santos o Día de Muertos y en eso somos autosuficientes. Pero hablamos de un volumen mucho menor al requerido por la industria referida y ello implica una serie de oportunidades perdidas para el país, tanto para generar empleos como riqueza, advirtió el biólogo.
Áreas de cultivo de cempasúchil se redujeron casi 90%
Basurto Peña señaló en 2017, que en la última década del siglo XX y en la primera del XXI hubo un boom de producción de cempasúchil y sed pudieron crear variedades mejoradas a partir de los trabajos realizados en la Universidad de Chapingo y el Centro de Investigación Científica de Yucatán.
El resultado fue que por algún tiempo fuimos líderes en la elaboración de harina de cempasúchil.
“En el año 2000 sembrábamos alrededor de cuatro mil hectáreas y casi todo era para la industria, no para Día de Muertos. Eso se procesaba, obteníamos colorantes y los vendíamos a farmacéuticas y a fábricas de alimentos para animales. Sin embargo, la compañía asociada a estos desarrollos fue adquirida por una empresa de la India y la producción se movió para allá (por asuntos de mano de obra). Para 2010 sólo dedicábamos 500 hectáreas a estos cultivos”.
Lo paradójico es que estos son recursos generados aquí, los cuales crean mucha riqueza a nivel mundial y de los que México tiene poca participación. Todo ello se explica por el poco apoyo dado al campo.
Se desaprovechó el conocimiento prehispánico del cempasúchil
“El cempasúchil no es una flor sino una florescencia, es decir, un agregado.
Y es que cada supuesto pétalo en realidad es una flor y los mesoamericanos lo sabían bien. Por ello lo bautizaron con una palabra formada por los vocablos cempoal (20) y xóchitl, y no porque esté formada de dos decenas, sino porque como su sistema numérico era vigesimal, ésta era una forma de decir múltiples flores”.
Y así como esto, señaló Basurto Peña, también conocían de su utilidad para tratar malestares estomacales. De sus efectos antimicrobianos y de sus características insecticidas y repelentes de hongos, nemátodos y ácaros dañinos para las plantas.
Los cronistas dan fe de su presencia en el país desde el siglo XVI y a la fecha sabemos de casi 40 especies en territorio nacional. Desde ese punto de vista es un recurso nativo y originario de México.
Por lo mismo tenemos a nuestra disposición a sus parientes silvestres. Y una gama genética suficiente como para impulsar un trabajo biotecnológico y de mejoramiento relevante.
Ello propiciaría oportunidades para el campo y menor expulsión de mano de obra a las ciudades. Con ello se elevaría el nivel de vida de nuestra población, argumentó.
“Y en no lograr esto radica gran parte de nuestro problema, pues solemos decir que somos un país megadiverso y con conocimiento ancestral de estos recursos, pero aprovechamos poco. Esto es resultado de nuestra política de desarrollo y el poco interés de las autoridades en cuanto a nuestra riqueza genética, la cual, bien aprovechada, nos haría avanzar en todos los sentidos”.
