Como una mala broma de la naturaleza, el pasado 19 de septiembre, fecha por demás significativa para los mexicanos, se volvió a sentir un sismo de magnitud 7.7, con epicentro en el municipio michoacano de Coalcomán.
Posterior a este movimiento telúrico y justo como sucedió 5 años atrás, en 2017, cuando después del gran simulacro que cada año se lleva a cabo, llegó un sismo que no sólo movió la tierra, sino los recuerdos de quienes en ese mismo día vivieron algún momento complicado.
Los mayores de 40 años, tal vez no han olvidado aquel sismo de 1985 que dejó profundas heridas en la ciudad y en miles de familias mexicanas.
Mientras los más jóvenes, no pudieron evitar el recuerdo del sismo de 2017, que aunque dejó pérdidas en una escala menor, también generó daños materiales y humanos en la CDMX y otros estados aledaños, como Puebla y Morelos.
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Y aunque los sismos no son ajenos a los capitalinos, tampoco se puede evitar perder el control, temblar por los nervios, sentir miedo, llorar.
Hay casos incluso de personas que el miedo que sienten al sólo escuchar la alerta sísmica, quedan paralizados, entran en estado de pánico.
Hugo Sánchez Castillo y Ricardo Trujillo Correa, profesores de la Facultad de Psicología de la UNAM, refieren que los 3 sismos que han ocurrido en 19 de septiembre (1985, 2017, 2022), han dejado heridas en los mexicanos y sus repercusiones suelen llegar a su salud mental.
Agregando que al mínimo aviso de un nuevo sismo, cualquier alerta sísmica, remitimos a miedos desbordados y ansiedades.
Y como consecuencia de estos eventos ha surgido la palabra ‘Tremofóbia’, para referirse al temor persistente, incontrolable y desmesurado frente a los movimientos sísmicos; un problema que puede llegar a alterar las relaciones sociales y familiares.
Es un error pensar en una fobia a los sismo: Académicos de la UNAM
Los académicos Sánchez Castillo y Trujillo Correa, coinciden en que determinar que hay una fobia a los temblores, como se ha especulado, es erróneo. Asegurando que el término Tremofóbia, no es clínicamente válido.
Hugo Sánchez, considera que este concepto iría un poco más ligado a las secuelas que dejan los sismos como “la ansiedad y el estrés postraumático, pero en sí no se encuentra dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM5), que es la obra más completa y actualizada de la práctica clínica, a disposición de los médicos especializados en salud mental y de los investigadores”.
Mientras el psicólogo Ricardo Trujillo, critica el mal uso del término tremofobia, debido a que no hay evidencia, relevancia ni trabajos y mucho menos peso científico que sustente la fobia a los temblores.
“Me parece que estamos nutriendo esto de patologizar la vida cotidiana. A todo lo que nos sucede, ya le queremos dar un significado distinto. Si se muere mi perro, es válido que esté triste, pero si ese sentimiento dura una semana, ya muchos señalan que tengo depresión y lo mismo pasa al usar este término´”, manifestó.
Tener miedo a los temblores es normal
Los académicos de la Facultad de Psicología coinciden en que sentir miedo a los temblores es algo normal y que no se debe esconder ni tener pena por mencionarlo.
Es algo que forma parte de nuestra naturaleza y que incluso nos permite estar alerta ante estos movimientos telúricos, señalaron.
“El miedo nunca desaparece. Nosotros como psicólogos trabajamos para que las personas resignifiquen esa emoción y tengan una forma diferente de afrontarla. No debemos ver lo que sentimos debido a los sismos como algo negativo, sino como una adaptación. No se debe remover, sino aprender a vivirlo”, explicó Ricardo Trujillo.
Sánchez Castillo por su parte manifestó que sentir miedo a los temblores resulta fundamental para la supervivencia, es algo natural e incluso saludable, aunque dejó en claro que cuando se agudiza y se vuelve patológico es necesaria la atención con especialistas.
