Alistan restauración de esculturas de Catedral dañadas por sismo

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La triada escultórica neoclásica sobre las virtudes teologales: La Esperanza, La Fe y La Caridad, que el arquitecto y escultor Manuel Tolsá realizó en 1813 y las cuales remataban la fachada principal de la Catedral Metropolitana, serán restauradas por la Secretaría de Cultura y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con las mismas características visuales que tenían antes del daño causado por el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Debido al fuerte movimiento telúrico, la escultura conocida como La Esperanza cayó desde una altura aproximada de 45 metros, fracturándose seriamente en la parte de la cabeza. En tanto, Fe y Caridad se giraron de la base en la que estaban sujetas, sufriendo, la segunda, la fractura de una parte de la base que la sostenía y en un pie.

Tras esas afectaciones, la Secretaría de Cultura, a través de la Dirección General de Sitios y Monumentos, y el INAH, por medio de su Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), decidieron desmontarlas y retirarlas el 8 de noviembre del año pasado, con el empleo de una grúa hidráulica con capacidad de 220 toneladas, colocada a 30 metros de distancia de la fachada del inmueble histórico para evitar cualquier incidente y su posterior restauración.

Sobre la recuperación de las piezas talladas y ensambladas en piedra chiluca, cuya altura es de aproximadamente 2 metros 60 centímetros por 110 de ancho y 90 de profundidad, con un peso aproximado 4 toneladas cada una, la titular de la CNCPC, Liliana Giorguli, adelantó que actualmente se trabaja en los procedimientos administrativos que permitan contar con los recursos provenientes de la aseguradora que contrata el INAH y/o del Fondo Nacional para Desastres Naturales (Fonden).

Comentó que las tres tallas actualmente están resguardadas en la Curia de la Catedral Metropolitana. La Esperanza, tras el impacto de la caída, se separó en sus dos secciones: la superior, de la cintura a la cabeza, es la más dañada, porque tiene prácticamente pulverizada la testa. Mientras que de la cintura a los pies hay faltantes de material pétreo, pero está en mejores condiciones.

La Caridad giró y se fracturó parte de la base que la sostenía, así como el pie derecho. Asimismo, a la escultura que carga, de un pequeño niño, le falta la mano izquierda, pérdida que no es propia del sismo.

En lo que respecta a La Fe, no tuvo daño aunque le falta una mano, por lo que se valorará si se le repone o no, debido a que se trata de un elemento que perdió hace mucho tiempo. Cada una de las piezas tenía un complemento en sus atributos iconográficos, hechos de bronce sobre dorado: La Caridad, una flama; La Fe, una cruz, y La Esperanza, un ancla, la cual cayó junto con la pieza, deformándose y fragmentándose en tres piezas.

La restauradora dijo que se realizó un diagnóstico del estado de conservación de las piezas, más allá de los daños que tuvieron por la caída o las fracturas generadas por el sismo, cuyo resultado arroja el buen estado de conservación de la piedra, pese a estar a la intemperie desde hace más de 200 años.

Para efectuar la restauración de las tres tallas se sigue el mismo proceso de atención que con todo el patrimonio cultural dañado por los sismos: diagnóstico, protección, resguardo, elaboración de los presupuestos y la presentación a las dos instancias financieras con las que se atienden los daños: la aseguradora que contrata el INAH y el Fonden.

Además de la atención a los daños generados por el sismo, a las tres piezas se les reintegrarán los complementos en sus atributos iconográficos. También se revisará el sistema de sujeción de las tallas y se evaluará si se sigue con la lógica planeada por Tolsá o si se incluye alguna forma de refuerzo.

“Posiblemente las labores inicien en noviembre próximo. La restauración se realizará in situ; hemos hablado con las autoridades de la Catedral Metropolitana para instalar un espacio de trabajo en el inmueble histórico, ya que por sus dimensiones y peso, desplazar las piezas a otro lugar implica un mayor riesgo”.

La recuperación de las tallas también incluye su correcta sujeción a la base donde se asentarán, por lo que se asegurará la estabilidad del pedestal y del pretil al momento de devolverlas a su lugar de origen, el mecanismo en el que se asentarán está incluido en el proyecto que ha sido diseñado e incluso cuantificado.

Liliana Giorguli explicó que, una vez concluidos los trabajos de recuperación de las piezas, se involucrará a la empresa arquitectónica especializada que trabaje en la restauración del cubo del reloj y cornisas, donde estaban las esculturas, para verificar la resistencia estructural del sitio y asegurar el espacio original, con el fin de poder restituir el conjunto escultórico a la fachada principal de la Catedral Metropolitana.

Finalmente, la coordinadora nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH afirmó que al contar con la solvencia financiera, a través de los seguros mencionados, la recuperación de estas importantes e históricas esculturas se realizará en plenitud y en los tiempos justos.

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