Carne y Arena dice adiós al Centro Cultural Universitario Tlatelolco

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Luego de más de nueve meses de exhibición en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT), cerró al público la instalación Carne y Arena (Virtualmente presente, físicamente invisible), del cineasta Alejandro G. Iñárritu.

El montaje fue clausurado la noche del miércoles 27 de junio por Eduardo Vázquez Martín, Secretario de Cultura de la Ciudad de México; Jorge Volpi, Coordinador de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, y Ricardo Raphael, Director General del Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

Con fotografía del mexicano Emmanuel Lubezki, Carne y Arena rompió con el paradigma del cine como fenómeno colectivo y lo transformó en una experiencia individual e inmersiva, para generar en el público empatía sobre la situación que enfrentan los migrantes indocumentados que cruzan todos los días la frontera entre México y Estados Unidos.

Carne y Arena (Virtualmente presente, físicamente invisible) es un proyecto realizado por Alejandro G. Iñárritu tras cuatro años de múltiples entrevistas con migrantes y un arduo trabajo de digitalización. Explora la actual crisis que la humanidad atraviesa con el fenómeno migratorio. En seis minutos y medio, después de permanecer en una “hielera” similar a las que se utilizan en centros de detención de migrantes en la frontera norte, el visitante realiza una experiencia inmersiva, caminando solo y descalzo en 200 metros cuadrados de arena del desierto. En cuestión de segundos es trasladado a la frontera a través de la realidad virtual.

Esta pieza artística, única en su género, surgió como un trabajo periodístico y luego documental, para finalmente transformarse en una experiencia ultra sensorial sin precedentes. Alejandro G. Iñárritu —director de películas como Amores perros, Babel, Birdman y Biutiful— considera que no hay mejor forma de ser empáticos con esta situación más que viviendo un fragmento de ella a nivel no solo intelectual, sino sensorial.

En esta producción de Mary Parent Entertainment, ILMxLAB de Lucasfilm, Fondazione Prada y Emerson Collective participaron migrantes de México y Centroamérica que decidieron compartir su historia, ser digitalizados y convertidos en los actores virtuales de la experiencia.

En 2017, Alejandro G. Iñárritu recibió un Oscar de honor de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos, por este trabajo.

 

 

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