Feliz Día del Maestro: Frases bonitas, agradecimiento y chistosas

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Ser maestro es una vocación. Los maestros influyen de muchas maneras en nuestras vidas; sus enseñanzas se quedan con nosotros al paso de los años.

El 15 de mayo se celebra el Día del Maestro en México. El festejo de este Día del Maestro en 2020 será diferente, debido a la cuarentena de coronavirus Covid-19, razón por la cual los docentes serán festejados a distancia, debido a las medidas de sana distancia

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¿Por qué se celebra el Día del Maestro?

En 1917, el entonces presidente Venustiano Carranza firmó un decreto que instituyó esta fecha para festejar el Día del Maestro cada 15 de mayo.

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Un año después, en 1918, se festejó por primera vez a el Día del Maestro en México. A nivel mundial el Día del Maestro fue instituido por la UNESCO el 5 de octubre.

Además, el 15 de mayo de 1950, el Papa Pío XII declaró a San Juan Bautista de La Salle patrono especial de todos los educadores de la infancia y de la juventud y Patrono universal de los educadores.

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Frases Feliz del Día del Maestro

Te compartimos algunas frases e imágenes para el Día del Maestro en México, para poder felicitar a los docentes a distancia.

“Primero pago a un maestro que a un general”. Francisco Villa

“Si tienes que poner alguien en un pedestal, pon a los maestros. Son los héroes de la sociedad”. Guy Kawasaki

“La función de la educación es enseñar a pensar intensa y críticamente. Formar inteligencia y carácter, esa es la meta de la verdadera educación”. Martin Luther King, Jr.

“El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como en producir en el alumno amor y estima por el conocimiento”. John Locke.

“Si estás planeando para un año, planta arroz; si estás planeando para una década, planta árboles; si estás planeando para una vida entera, planta educación”. Proverbio chino

“Los maestros inspiran, entretienen y acabas aprendiendo mucho de ellos aunque no te des cuenta”. Nichlas Sparks

“El porvenir está en manos de los maestros de escuela”. Víctor Hugo

“Lo que una escultura es para un bloque de mármol, la educación es para el alma humana”. Joseph Addison

“La profesión del educador contribuye más al futuro de la sociedad que cualquier otra profesión”. John Wooden

“Un maestro es una brújula que activa los imanes de la curiosidad, conocimiento y sabiduría en sus pupilos”. Ever Garrison

“Mejor que mil días de estudio diligente es un día con un gran maestro”. Proverbio japonés

“Es el supremo arte del maestro despertar la curiosidad en la expresión creativa y conocimiento”. Albert Einstein¡

“Todo el que recuerda su propia educación, recuerda a sus maestros, no los métodos o técnicas. El maestro es el corazón del sistema educativo”. Sidney Hook

“Cada niño debería tener en sus vidas un adulto que se preocupe por ellos. Y no siempre es un padre biológico o un  miembro de la familia. Puede ser un amigo o un vecino. A menudo es un maestro”. Joe Manchin

“Todo el orgullo de un maestro son los alumnos, la germinación de las semillas sembradas”. Dmitri Mendeléyev

“La tarea del educador moderno no es cortar selvas, sino regar desiertos”. C.S. Lewis

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Poemas para el Día del Maestro

Te compartimos cinco poemas que grandes escritoras han hecho en honor de los docentes.

LA ORACIÓN DE LA MAESTRA – GABRIELA MISTRAL

¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra. 

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes. 

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé. 

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más. 

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él. 

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos. 

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida. 

¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones. 

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana. 

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora. 

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando! 

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas. 

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.

***

A UN SEMBRADOR. GABRIELA MISTRAL

Siembra sin mirar la tierra donde cae el grano. Estás perdido si consultas el rostro de los demás. Tu mirada invitándolos a responder, les parecerá una invitación a alabarte y aunque estén de acuerdo con tu verdad, te negarán por orgullo la respuesta. Dí tu palabra y sigue tranquilo sin volver el rostro. Cuando vean que te has alejado, recogerán tu simiente. Tal vez, la besen con ternura y la lleven a su corazón.

Habla a tus hermanos en la penumbra de la tarde para que se borre su rostro y vela tu voz hasta que se confunda con cualquier otra voz. Harás como la rama que no conserva huella de los frutos que ha dejado caer. Harás como el padre que perdona al enemigo si lo encuentra besando a su hijo.

Déjate besar en tu sueño maravilloso de redención. Míralo en silencio y sonríe.

Bástete la sagrada alegría de entregar el pensamiento, bástete el solitario y divino saboreo de su dulzura infinita. Es un misterio al que asisten Dios y tu alma. ¿No te conformas con ese inmenso testigo? El supo, El ya ha visto, El no olvidará. 

***

GRACIAS MAESTRO – ARJONA DELIA

Agradezco a mi maestro,

por sus sabios consejos,

me enseño la libertad,

de tener conocimiento.

Me brindo la confianza,

fue como agua en el desierto,

a mi sed de aprendizaje

a él siempre le agradezco.

Siempre repetía y repetía,

para que firme quede dentro,

su constancia y su aliento,

reforzaron mi intelecto.

¡Muy feliz día a los maestros!

¡Hombres que luchan a diario!

Pelean con la ignorancia,

enseñando abecedarios.

***

LA MAESTRA RURAL. GABRIELA MISTRAL

La Maestra era pura. “Los suaves hortelanos”,

decía, “de este predio, que es predio de Jesús,

han de conservar puros los ojos y las manos,

guardar claros sus óleos, para dar clara luz”.

 

    La Maestra era pobre. Su reino no es humano.

(Así en el doloroso sembrador de Israel.)

Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano

¡y era todo su espíritu un inmenso joyel!

 

    La Maestra era alegre. ¡Pobre mujer herida!

Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad.

Por sobre la sandalia rota y enrojecida,

tal sonrisa, la insigne flor de su santidad.

 

    ¡Dulce ser! En su río de mieles, caudaloso,

largamente abrevaba sus tigres el dolor!

Los hierros que le abrieron el pecho generoso

¡más anchas le dejaron las cuencas del amor!

 

    ¡Oh, labriego, cuyo hijo de su labio aprendía

el himno y la plegaria, nunca viste el fulgor

del lucero cautivo que en sus carnes ardía:

pasaste sin besar su corazón en flor!

 

    Campesina, ¿recuerdas que alguna vez prendiste

su nombre a un comentario brutal o baladí?

Cien veces la miraste, ninguna vez la viste

¡y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti!

 

    Pasó por él su fina, su delicada esteva,

abriendo surcos donde alojar perfección.

La albada de virtudes de que lento se nieva

es suya. Campesina, ¿no le pides perdón?

 

    Daba sombra por una selva su encina hendida

el día en que la muerte la convidó a partir.

Pensando en que su madre la esperaba dormida,

a La de Ojos Profundos se dio sin resistir.

 

    Y en su Dios se ha dormido, como en cojín de luna;

almohada de sus sienes, una constelación;

canta el Padre para ella sus canciones de cuna

¡y la paz llueve largo sobre su corazón!

 

    Como un henchido vaso, traía el alma hecha

para volcar aljófares sobre la humanidad;

y era su vida humana la dilatada brecha

que suele abrirse el Padre para echar claridad.

 

    Por eso aún el polvo de sus huesos sustenta

púrpura de rosales de violento llamear.

¡Y el cuidador de tumbas, cómo aroma, me cuenta,

las plantas del que huella sus huesos, al pasar!

***

MAESTROS – EVELIA CALVA RAMÍREZ

Gracias maestros, por hacer de mi estancia en la escuela

No sólo un lugar de exámenes o  tareas

Sino un hogar  que me cobija y mi éxito anhela

Enseñando  a sopesar las mareas.

Sabes llenar los  días,  lo mismo de amor que de exigencias

Con tu dedicación y entrega,  orientas  mis inquietudes

Paciente comprendes  cada  locura  y das sosiego a mis ansias

Eres  cómplice en mis juegos, travesuras y vicisitudes.

A ti, que  consagraste tu vida a la mía,

A ti, que me diste tu mano, para subir un peldaño,

A ti, que distribuyes tu  tiempo  para ser mi guía,

A ti, que te esmeras toda tu vida y no sólo  un año.

Gracias maestros, por  demostrarme en cada momento su vocación,

por sembrar en sus pupilos, firmes ideales,  nunca de ocasión,

por enseñarme que una profesión se estudia por convicción. 

Decálogo del Día del Maestro

Gabriela Mistral recibió el Premio Nobel de Literatura en 1945. Es considerada como una de las grandes escritoras que ha dado Latinoamérica al mundo.

La vida y obra de Gabriela Mistral no se puede entender sin el magisterio. Desde muy joven y cuando era adolescente comenzó a dar clases. Sin ninguna formación docente, pues no tenía dinero para pagar sus estudios enseñaba a los niños a leer.

Al paso de los años, Mistral logró validar sus conocimientos ante la Escuela Normal Número 1 de Santiago, y así pudo obtener su título como profesora.

Su amor a la enseñanza le valió que fuera invitada a México en 1922 por José Vasconcelos, para que lo apoyara en la reforma educativa que pensaba emprender.

La docencia marcó la obra de Gabriela Mistral. Te compartimos un decálogo para el maestro que realizó esta autora.

1. AMA. Si no puedes amar mucho, no enseñes a niños.

2. SIMPLIFICA. Saber es simplificar sin quitar esencia.

3. INSISTE. Repite como la naturaleza repite las especies hasta alcanzar la perfección.

4. ENSEÑA con intención de hermosura, porque la hermosura es madre.

5. MAESTRO, se fervoroso. Para encender lámparas basta llevar fuego en el corazón.

6. VIVIFICA tu clase. Cada lección ha de ser viva como un ser.

7. ACUERDATE de que tu oficio no es mercancía sino oficio divino.

8. ACUERDATE. Para dar hay que tener mucho.

9. ANTES de dictar tu lección cotidiana mira a tu corazón y ve si está puro.

10. PIENSA en que Dios se ha puesto a crear el mundo de mañana.

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