El enigmático tesoro del Castillo de Chapultepec

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La rodela azteca es una de las pocas piezas de arte plumario del México antiguo que se conservan.

Las rodelas o chimallis son escudos que fueron elaborados por los amantecas, o artistas del arte plumario, y que eran empleados por los guerreros mexicas. La suntuosidad del diseño de los chimallis estaba en función del rango militar.

Del México antiguo únicamente se conservan cuatro chimallis y solo uno de ellos está en nuestro país, el resto se encuentra en Europa. Hay dos chimallis en Alemania y uno en Austria, en el mismo museo donde se encuentra el Penacho de Moctezuma.

Pero la rodela que se conserva en México es considerada como una pieza única en su género, esto se debe a que combina plumas de aves y piel de grandes felinos; tiene piel de jaguar y ocelote, que se combinan con plumas de loro, águila y colibrí.

La historia de la rodela azteca, nombrada Quetzalcuexyo Chimalli, es fascinante y su presencia en México está ligada al Segundo Imperio Mexicano que encabezó Maximiliano de Habsburgo.

Se cree que esta rodela fue uno de los regalos que el tlatoani Moctezuma le dio al conquistador Hernán Cortés. Al igual que ocurrió con el penacho, Cortés envió estos regalos a Europa.

El Quetzalcuexyo Chimalli regresó a nuestro país cuando Maximiliano arribó a México y pidió que le fuera enviada la pieza para poder lucirla. Desde entonces, este escudo se conserva en el Castillo de Chapultepec, que actualmente es el Museo Nacional de Historia.

Desafortunadamente, la pieza presenta un grado de deterioro considerable, sobre todo porque está conformada por elementos orgánicos en los que el paso del tiempo ha causado estragos.

Aunque los especialistas del INAH han podido estabilizarla y diseñaron una caja especial para su conservación, por el momento la rodela azteca no se encuentra en exhibición para el público. 

Hace unos años, el gobierno austriaco solicitó a su símil mexicano que le prestara la rodela azteca y la carroza dorada de Maxiliano –la cual también se encuentra en Chapultepec-, a cambio del penacho de Moctezuma.

Sin embargo, este intercambio es imposible. Pues ambas piezas de arte plumario, tanto el escudo como el penacho, presentarían un grave deterioro ante las vibraciones que implicaría su traslado.

Te compartimos el video de un documental realizado por TV UNAM en el cual se narra parte de la historia de este fascinante chimalli azteca.

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