Se puede predecir un terremoto y otros mitos de los sismos

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El pasado 7 de septiembre de 2017 se registró el mayor terremoto del que se tiene registro en México.

Un sismo de intensidad 8.2 grados Richter con epicentro en Tonalá, Chiapas, sacudió a varias entidades del país. El presidente Enrique Peña Nieto informó que el movimiento telúrico fue percibido por 50 millones de personas.

Éste es el sismo de mayor intensidad que se ha registrado en México en la época moderna, junto con otro terremoto que ocurrió en 1932, cuyo epicentro ocurrió en Jalisco.

De acuerdo con Raúl Valenzuela, investigador del Instituto de Geofísica de la UNAM, el temblor de la noche del 7 de septiembre fue 200% más fuerte que el de 1985.

Sin embargo, el sismo del 7 de septiembre no causó los estragos del terremoto del 19 de septiembre de 1985.

La principal razón que explica lo anterior se debe a la distancia que hay entre el epicentro y la CDMX; mientras que el sismo del 85 ocurrió a 400 kilómetros de la Ciudad de México, mientras que el del 7 de septiembre tuvo un epicentro localizado a 700 kilómetros. Además de que el tipo de falla qe originó el movimiento fue muy distinta.

En México, cada tanto circulan rumores vía redes sociales o mensajes en los que se especula sobre la fecha en que ocurrirá otro gran sismo en el Valle de México. 

Después del sismo de 8.2 han comenzado a circular versiones que predicen otro terremoto, incluso aventuran que éste podría ser de mayor intensidad y hay algunos mensajes que llegan a señalar una fecha y hora.

Sin embargo, hasta el momento la ciencia no ha podido encontrar un mecanismo que permita predecir un sismo. Sobre el sismo del 7 de septiembre, los expertos de la UNAM han señalado que es posible que haya réplicas que alcancen magnitudes de 7 grados Richter, sin embargo no se sabe cuándo podrían ocurrir.

Aunque no existe forma de predecir un sismo, los científicos sí pueden plantear escenarios sobre un terremoto. 

Los especialistas señalan que la posibilidad de que ocurra un terremoto en la brecha de Guerrero existe desde hace varios años. 

Al respecto, el Servicio Sismológico Nacional informa en un reporte especial en su sitio de internet que el epicentro del terremoto del 85 se ubicó en la brecha sísmica de Michoacán, por lo que “es lógico pensar que la mayor parte de la energía acumulada en esa antigua brecha ha sido ya liberada. Por tanto, no consideramos que la costa de Michoacán represente una zona de alto potencial sísmico en el futuro próximo. Hay otras dos regiones en el país, sin embargo, que tienen actualmente características similares a las que tenía la costa de Michoacán hasta antes de las 7:19 de la mañana del 19 de septiembre de 1985: Guerrero y Chiapas.

Al respecto de la brecha de Guerrero se explica que:

“Aquí no ha habido ningún sismo importante desde los temblores de 1907 1908; se piensa que en los últimos ochenta años debe haberse acumulado suficiente energía elástica capaz de causar un sismo de consecuencias. La longitud de la brecha sísmica de Guerrero es aproximadamente del mismo tamaño que la antigua brecha de Michoacán y, de romperse en un solo sismo, éste podría ser de magnitud similar al terremoto del 19 de septiembre. Podemos, por tanto, adjudicarle un alto potencial sísmico, más no podemos, desgraciadamente, precisar cuándo ocurriría tal sismo”.

Sobre la costa de Chiapas, el Sismológico señala que “la situación es más incierta. Sabemos con certeza que por lo menos desde mediados del siglo pasado no han ocurrido grandes terremotos en esa zona. A diferencia e otras regiones del país, sin embargo, no tenemos en Chiapas evidencias históricas de ningún otro terremoto que haya tenido lugar ahí. Esto puede ser producto únicamente de nuestro pobre conocimiento de la historia sísmica del sitio, aunque cabe claramente la posibilidad de que en Chiapas la zona de subducción haya estado inmóvil durante más de 200 a 300 años, preparándose para un evento de grandes dimensiones”.

Aunque se advierte también que “podría argumentarse que en Chiapas, por algún motivo que desconocemos, el deslizamiento relativo entre las placas de Cocos y Norteamérica se lleva a cabo en forma continua, mediante un comportamiento plástico de la falla. Si esto fuese cierto, no habría energía elástica acumulada y no sería necesaria la existencia de enormes deslizamientos para liberarla, como sucede en las demás zonas de subducción”.

 

Con información del Servicio Sismológico Nacional

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