Frases de Rosario Castellanos, la primera feminista mexicana

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Este 25 de mayo se cumplen 92 años del natalicio de Rosario Castellanos, una de las escritoras más importante del siglo XX en México y quien realizó una  aportación muy basta a través de su obra poética, narrativa, reflexiva y dramática.


Nacida en la Ciudad de México, en 1925, dedicó sus mejores momentos, los más lúcidos y los más plenos, a crear una obra que la expresara de cuerpo entero y que al mismo tiempo fuera un registro del mundo y del contexto social que le tocó vivir.


La aportación de Castellanos es que fue la primera feminista descarada entre las escritoras mexicanas que con un vigor y precisión intelectual aunada con una sensualidad se convirtió en una de las primeras mujeres, que a través de la escritura, se hizo visible dentro de la cultura “machista”.


Se habló de igual a igual, en ciertos aspectos, con escritores de sus años tan valiosos como el Jaime Sabines poeta y el Carlos Fuentes ensayista”.


“También demostró que su obra no fue nada improvisada, sino resultado de su formación literaria y filosófica, de que era una mujer culta y preparada. De ahí sus diversas facetas: catedrática, investigadora, traductora, poeta y narradora, que la convirtieron en una figura muy completa y destacada en el mundo de las letras”.


A continuación te dejamos algunas de las frases de la escritora:


  • “No es que el poeta busque la soledad, es que la encuentra.”

  • “Algún día lo sabré. Este cuerpo que ha sido mi albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.”

  • “Para el amor no hay cielo, amor, sólo este día.”

  • “Éramos el abrazo de amor en que se unían el cielo con la tierra.”

  • “Matamos lo que amamos. Lo demás no ha estado vivo nunca.”

  • “A veces, tan ligera como un pez en el agua, me muevo entre las cosas feliz y alucinada.”

  • “El que se va se lleva su memoria, su modo de ser río, de ser aire, de ser adiós y nunca.”

  • “No te acerques a mí, hombre que haces el mundo, déjame, no es preciso que me mates. Yo soy de los que mueren solos, de los que mueren de algo peor que vergüenza. Yo me muero de mirarte y no entender.”

  • “Feliz de ser quien soy, sólo una gran mirada: ojos de par en par y manos despojadas.”

  • “Hombrecito, ¿qué quieres hacer con tu cabeza? ¿Atar al mundo, al loco, loco y furioso mundo? ¿Castrar al potro Dios? Pero Dios rompe el freno y continúa engendrando magníficas criaturas, seres salvajes cuyos alaridos rompen esta campana de cristal.”

  • “Bajo tu tacto tiemblo como un arco en tensión palpitante de flechas y de agudos silbidos inminentes.”

  • “Heme aquí suspirando como el que ama y se acuerda y está lejos.”

  • “Mi sangre se enardece igual que una jauría olfateando la presa y el estrago pero bajo tu voz mi corazón se rinde en palomas devotas y sumidas.”

  • “No son nube ni flor los que enamoran; eres tú, corazón, triste o dichoso.”

  • No son nube ni flor los que enamoran; eres tú, corazón, triste o dichoso.”

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